Finalmente Reino Unido votó sí a la salida de la Unión Europea, con un apoyo del 52% de los votos. Estamos así ante un acontecimiento extraordinario, en territorio inexplorado que abre un periodo de incertidumbre para el conjunto de Europa.
Se plantean a partir de ahora muchas cuestiones políticas. Desde el relevo de Cameron al frente del gobierno británico en los próximos tres meses, hasta el impacto de la noticia en otros procesos electorales próximos (España de forma inmediata, elecciones presidenciales en Francia y Alemania en 2017, ¿posible adelanto de las italianas desde 2018 a 2017?). La cuestión cobra más importancia habida cuenta de la subida de diversos partidos antieuropeistas en el conjunto de Europa (Austria, Holanda, Francia, Finlandia,…).
Incógnitas que se irán resolviendo no de corto plazo. La articulación del proceso de salida de Reino Unido de la Unión Europea legalmente podría llevar aparejado un proceso de al menos dos años. Tiempo complejo marcado por dos factores: de un lado, la diversidad de escenarios posibles según los modelos de futura relación entre el Reino Unido y la UE tras la salida; de otro, los posibles avances en relación con la integración europea.
Económicamente hablando, Reino Unido se llevaría la peor parte, con previsiones que apuntan a recesión de corto plazo, e impacto negativo pero más limitado en la Zona Euro. En este tiempo, los bancos centrales que ya han empezado a actuar, seguirán coordinando sus medidas, apoyando vía liquidez a instituciones y mercados.
Desde los mercados, el plazo inmediato está marcado por la búsqueda de refugio y las caídas de los activos de riesgo. Hay que distinguir el escalón de caída del primer día, de lo que ocurra a medio plazo en los mercados. Hoy están funcionando los puertos seguros (oro, yen japonés, franco suizo, dólar, oro). Este comportamiento podría persistir en las próximas sesiones acompañado de volatilidad. De salida, se tenderá a poner en precio los escenarios más pesimistas. Perdemos visibilidad y certeza. El mercado rebajará sus estimaciones de crecimiento para Reino Unido y Europa, esto afectará de manera progresiva a las expectativas de beneficios (en unos casos de forma directa: valores en la UE que tengan exposición significativa a la libra; en otros de forma indirecta). Además, se elevarán las primas de riesgo.
Sin ánimo de dar “recetas”, creemos que ciertas ideas tienen validez en este entorno incierto. Por ejemplo, una mayor exposición a dólares, que ya han puesto en precio días atrás el retraso previsible en las subidas de tipos. Desde la renta variable, valores menos ligados al ciclo doméstico europeo y con más sesgo a Estados Unidos o emergentes.
Este es un escenario en constante revisión, por lo que la mejor recomendación sigue siendo, más que nunca, el seguimiento continuado de las carteras para aprovechar las oportunidades que, sin duda, irán surgiendo. Su banquero o agente financiero, estará ahí para informarle de toda novedad y la visión del banco en este proceso.