Publicado en Cinco Días.

España vuelve a estar en el mapa. Los inversores extranjeros se han lanzado de lleno a comprar acciones del sector financiero español y Bolsa patria en general. El capital riesgo ha sido el primero en moverse. Los grandes jugadores internacionales de este segmento, Blackstone, KKR o Apollo, entre otros, han comenzado a ver al país como una oportunidad realmente importante. Y en las pequeñas y medianas empresas, por ejemplo, el suizo Springwater Capital ha cerrado compras por más de 50 millones de euros en seis meses.

David Navarro, gestor de renta variable de Inversis Banco, señala que en un negocio de concentración como es en el que opera BME, una opa por parte de una compañía europea como la alemana tendría todo el sentido. “Ya lo hizo en su día el Nasdaq con la Bolsa de Londres. En el caso europeo el hecho de contar con el mismo sistema de liquidación (Iberclear), la misma divisa y el mismo lenguaje de archivos informáticos, facilitaría el proceso”, apunta.

En un sector como es el de las petroleras, dominado por grandes compañías, Repsol parece encontrarse en una situación de desventaja tras la expropiación de YPF. La pérdida de la filial argentina ha reducido el tamaño de la compañía, que a día de hoy cuenta con una capitalización de 23.300 millones de euros, frente a los más de 161.000 millones que vale la estadounidense Chevron. A su reducido tamaño, Navarro señala otras características que en su opinión hay que tener en mente a la hora de una eventual compra: que genere caja suficiente y que cuente con una deuda reducida. A todo lo anterior habría que añadirle el hecho de que Repsol presenta un alto valor debido a su presencia en determinados mercado y como apuntan desde Inversis si se produce una opa y el precio ofrecido es atractivo, algunos de sus principales accionistas como Sacyr, que ostenta el 9,5% del capital de la compañía, o CaixaBank, con el 12,9%, podrían aceptarla con el objetivo de obtener liquidez.

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