Publicado en Finanzas.com

Si está pensando en aprovechar la tradicional subida que conlleva la entrada en el Dow Jones Industrial Average -o cualquier otro índice-, tiene que saber que la mayoría de los analistas la dan por agotada. Visa, Nike y Goldman Sachs serán incluidas en el selectivo más importante de Wall Street al inicio del mercado el 23 de septiembre. Es un factor que suele dar un impulso a las empresas que entran y penaliza las acciones de las compañías que salen, en este caso Alcoa, Bank of America y Hewlett Packard.

Lo mismo les pasa a los ETFs. Casi obligatoriamente, tienen que adaptarse y comprar unos títulos para vender otros. Lo que sucede es que esta permuta en los fondos indexados o en los ETF se ha ido haciendo poco a poco por ordenadores desde el mismo momento que S&P Dow Jones Indices, propietaria del DJIA, anunció las modificaciones. Por eso, para un inversor minorista aprovechar a estas alturas la subida es complicado. Más si luchamos contra maquinas. 

«Si quiere entrar en estos valores, es difícil ya que gane algo a la sombra de los cambios en el índice», explica David Navarro, gestor de renta variable de Inversis. «La sorpresa hubiera sido comprar entre el día que lo comunicaron y dos días después», dice. O apostar por el valor antes de su inclusión. Además, hay que tener en cuenta que el patrón de comportamiento incluye alzas previas, pero caídas el día del estreno. Quienes aprovecharon la subida, es probable que decidan recoger beneficios y plegar velas.

«La entrada de Goldman es más difícil de entender. Su beneficio depende de los ‘traders’, que pueden tener un trimestre muy bueno o no, y del asesoramiento a compañías, como en las salidas a bolsa o en fusiones. Es decir, sus ingresos son más volátiles» que los de un banco comercial, explica David Navarro, de Inversis. Para los analistas de Citi, existe un riesgo que podría impactar en la cotización. El comité de supervisión bancaria de Estados Unidos -BCBS por sus siglas en inglés- ha realizado una propuesta de cambio en los ratios de apalancamiento, que obligará a los ocho bancos más grandes de Estados Unidos a alcanzar al menos el 6 por ciento. Es el doble de lo que exige la normativa de Basilea III. El objetivo es proteger a los contribuyentes de futuros rescates, pero podría lastrar la acción del banco.

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