Los mercados se tensionan cada día más. La incertidumbre sobre la continuidad de Grecia en la moneda única no hace ningún favor a los inversores, deseosos de que se resuelva cuanto antes esta encrucijada. Si bien, su salida del euro produciría un impacto en los mercados que se calcula que sería de entre 500.000 y un billón de euros. Tampoco ayuda a calmar las aguas las últimas declaraciones del exprimer ministro heleno, Lucas Papademos, en una entrevista al Wall Street Journal. El político advierte de que la salida de su país del euro es posible, y es que “aunque este escenario es poco probable y no es deseable ni para Grecia ni para otros países, no podemos negar que los preparativos están en marcha para contener las posibles consecuencias de una salida de Grecia”, asegura.

Pero echemos una vista atrás, en concreto hasta el año 2004, cuando la Oficina Europea de Estadísticas, Eurostat, constató que los griegos no cumplían con los criterios de Maastricht cuando se incorporaron en 2001 a la moneda única. El descubrimiento de que Grecia estuvo falseando sus cuentas ante Bruselas desde el año 2000 proyectó una sombra de duda sobre todas las economías de la zona euro. Desde ese momento, el organismo estadístico sigue reclamando más competencias y medios para poder auditar el déficit de los Estados miembros. Estas peticiones no son, ni por asomo, lo bien atendidas que Eurostat quisiera.

En concreto, el ministro de Economía griego durante 2004, Yorgos Alogoskoufis,  llegó a declarar que el déficit hecho público en el año 2000 era del 2% y que al final esta cifra alcanzó el 4,1% del Producto Interior Bruto después de ser presentado ante la Comisión Europea. Lo mismo ocurrió con la deuda pública, que al principio era del 106,2% y subió al 114%. Igual imagen se presentó en el año 2001, con un déficit del 1,4% que finalmente fue del 3,7%, mientras que la deuda pasó del 106,9 al 114,7%. Y así, de estos “maquillajes de cuentas”, esta situación límite para Grecia.

No es el único país en falsear sus cuentas, aunque en estos momentos es a quien más quebraderos de cabeza le está trayendo ese “maquillaje”. Timothy C. Irwin, consultor del Fondo Monetario Internacional, publicó el pasado mes de marzo el informe “Artificios contables e ilusiones fiscales”, donde se constata la existencia de distintas estrategias utilizadas por los Estados para maquillar sus cifras macroeconómicas. “Un gobierno que busca reducir su déficit puede ser tentado para reemplazar los costes originales de los gastos o aumentos de impuestos con artificios contables que provocan la ilusión de cambio”, señala el experto. Somos conscientes de que en un sistema contable ideal, falsear las cuentas no sería posible, pero en la contabilidad real “a veces ocurre”.

Los mayores casos de falseamiento de cuentas apuntan a simples apuntes contables. Aún así, provocan que, por ejemplo, el déficit pierda parte de su función de precisión como indicador fiscal. ¿Cómo evitarlo? En primer lugar habrá que tener en cuenta que dichos indicadores se ajustan a las normas estipuladas y, segundo, que pueden ser comparados con el resto de la esfera comunitaria. No queda otra que trabajar duro y con un cuidadoso control, pues de aquellos barros…