La incipiente recuperación de la economía de Brasil no va a resistir a la crisis política que se ha instalado en el país. Todo queda en suspenso. En el aire. Y el giro inesperado de las cosas desquicia a los que, como un servidor, veía cómo lo andado en el último año y medio, las reformas aprobadas, y la orientación de los temas pendientes (que son muchos), habían cristalizado en forma de fuertes apreciaciones en los activos del país, y empezaban a cristalizar en la economía real.

Es un volver a empezar agotador. Extenuante. Responder a los que quieren saber si esto es una oportunidad para comprar, o a los que ya estaban dentro y han sufrido las pérdidas de hoy. ¿Qué quieren que les diga? Llevo 24 horas tratando de trazar un mapa mental para este mercado y darles respuesta. Si antes la discusión en el Comité de Inversiones era el tamaño del corte en la tasa Selic, ahora discutimos sobre si habrá subida para defender la moneda. Si la discusión era qué estrategia iba a ofrecer Meirelles a la Industria, ahora nuestra pregunta es si este buen ministro de economía continuará. Si discutíamos el tamaño de los proyectos en infraestructuras, ahora discutiremos de si existirán.

En fin. El punto positivo es que si el Gobierno cae, porque Temer incurrió en delito criminal, quien sale beneficiado es uno: el país. Siempre y cuando la cosa sea rápida y el Gobierno entrante mantenga ese espíritu reformista. Ah! Y un pequeño detalle: que no sea corrupto.
Otro aspecto positivo es que el punto de partida ahora es mejor que en 2015. El propio presidente del Banco Central afirmaba ayer mismo (ironías de la vida) que la economía es hoy mucho más resistente a shocks externos. Habrá que preguntarle si es resistente a shocks internos.
Cosas que deben saber: si Temer se queda y lucha, creo que el mercado seguirá cayendo. Si Temer renuncia y le sustituye R.Maia (presidente de la Cámara baja, con espíritu reformista) la cosa se estabilizará. Si la cosa se dilata, no irá bien para los mercados.
Más allá, me quedo con que la caída de los corruptos no puede ser algo malo. Más bien al contrario. Aunque reconozco que, hoy por hoy, me cuesta ver ese más allá.
Les seguiremos informando
Saludos cordiales

Álex Fusté
Economista jefe