La tecnología avanza a pasos agigantados y la humanidad… encantada de que sea así. Demos al ‘pause’ en este rally tecnológico durante unos minutos y repasemos tres ideas revolucionarias con las que no hace mucho soñábamos – ¡o ni eso! – y hoy ya son realidad  –o esperamos que lo sean en breve.

El ‘boom’ de los smartwatches

Los teléfonos móviles inteligentes dejaron de ser herramientas de comunicación en sentido estricto hace mucho tiempo para convertirse en el centro de nuestra vida digital: aplicaciones que nos facilitan la vida a cada momento, diseños envidiables, usos inimaginables… Y llegó el boom de los smartwatches. En realidad el concepto no es la novedad en sí, sino el interés que ha despertado en los usuarios con la noticia de que Apple lanzará su propio iWatch.

Entre los smartwatches existentes ya en el mercado de la mano de Sony, Wime, ‘I’m’…  destacamos el de la firma Pebble por su particular surgimiento. Este reloj pesa 38 gramos, cuenta con pantalla de e-paper de alta resolución, batería con autonomía de hasta siete días y conexión vía Bluetooth a dispositivos iOS y Android. Revolucionó la plataforma de ‘crowdfunding’ Kickstarter en 2012 al multiplicar por más de diez la cantidad de dinero que solicitaba para financiarse, fijada en los 100.000 dólares. Hoy ya es una realidad, a un precio de 150 dólares.

StormFly

Y no nos movemos de la plataforma de crowdfunding -o financiación compartida- Kickstarter para hablaros de un proyecto con sello español que pelea allí por lograr su lanzamiento. Se trata de StormFly, una pulsera en la que trasladar, además de archivos, un sistema operativo completo. El proyecto lo ha desarrollado un grupo de jóvenes investigadores en el Parque Tecnológico de Barcelona. Su funcionamiento es sencillo: cuando se conecta el StormFly en cualquier ordenador y éste es reiniciado, se activa el sistema operativo introducido previamente en el StormFly (sin arrancar el sistema operativo propio del ordenador) de manera que el usuario únicamente utiliza el hardware pero no toca en ningún momento su software. Esto permite a los usuarios una independencia plena tanto de un servidor en concreto como de la nube.

El grafeno, ¿cargas de 30 segundos?

Concluimos nuestro repaso puntual a la tecnología aplicada a la comunicación preguntándonos, ¿funcionará el grafeno como un supercondensador?  Ric Kaner, profesor de química inorgánica de la UCLA ha llegado a la conclusión de que el grafeno sí que puede actuar como un supercondensador o supercapacitor al uso. ¿Qué supone esto? Que, en teoría, el material que tantos piropos ha recibido desde su descubrimiento en el 2004 por el profesor Andréy Konstantínovich Gueim, asistido por su estudiante de doctorado Konstantin Kostya Novoselov (que les valió el Premio Nobel de Física en 2010), puede ofrecer amplia capacidad para almacenamiento de energía y procesos veloces de carga, y todo ello de manera sostenible.

En la práctica, los supercondensadores de grafeno dejarían a smartphones, tabletas, portátiles y demás dispositivos de electrónica de consumo totalmente cargados en 30 segundos para usarlos durante todo el día. Y es que los supercondensadores multiplican por 10.000 la capacidad de almacenamiento de los condensadores normales, sin variar de tamaño.

Aunque el proyecto de Kaner -y su equipo- todavía está en una fase muy temprana, abre las puertas a técnicas mucho más eficaces, lo que ayudará a la creación de dispositivos todavía más eficientes.