Reina en el mercado un especie de luz mortecina que recuerda algún efecto teatral de opera Alemana. No me extraña. Fíjense: Las dos locomotoras del mundo (EUA y China) llevan todo el trimestre publicando datos débiles y estarían apuntando a una desaceleración global. Sin embargo, en contra de toda lógica, estamos viendo selloff de deuda, rally de commodities y rebote de cíclicas (como si el mercado estuviera anunciando lo contrario; un rebote global).

¿Por qué esta contradicción? Tuve que pasarme la tarde en una cafetería revisando a los grandes (existe en el zumbido de las cafeterías un seductor reclamo a modo de escapatoria). Me detuve a leer a los que piensan a cinco años vista, por supuesto, hombres de cierta erudición. Pude entender dos grandes razones para esta contradicción.

Un primer argumento propone que estos movimientos del mercado ofrecen cero información económica y son el resultado de un mercado disfuncional y manipulado que ha provocado posicionamientos extremos (front running). Los mercados ya no reaccionan a datos económicos, si no que permanecen adictos a una política monetaria límite que les ofrece adrenalina sin interrupción. Es más. Cualquier buen dato económico que ponga en duda la continuidad en la provisión de dicha adrenalina supone un auténtico mazazo para los inversores, y reaccionan con ventas. Claro está, en tal situación de trastorno, los inversores que aún buscan una cierta lógica en sus acciones se mueven con la torpeza de un boxeador aturdido.

Sin embargo, y para mi sorpresa, existe también entre los “grandes” analistas, quien piensa que los activos de riesgo al alza y los bonos a la baja responden en realidad a que la economía global estaría volviendo a la normalidad (no una nueva normal, si no algo parecido a la antigua normal), con una Europa ganando tracción y un Japón contribuyendo positivamente. Sobre el hecho de que los datos que hoy vemos sean malos, aseguran que no es relevante pues se tratan, en su mayoría, de indicadores retardados.

Si quieren ustedes posicionar sus carteras de forma apropiada (y por apropiada me refiero a acertada) deben decidir que argumento es el válido. ¿Cómo? ¿No se lo creen? Veamos. Si el argumento válido es el primero yo me inclinaría por comprar deuda y vender cíclicos. Sí en cambio, la realidad se ajusta mas a la segunda propuesta, haría lo contrario. Vender deuda y comprar cíclicos.

Sin embargo, hay una manera más fácil de tomar una decisión. Louis-Vincent Gave propuso una curiosa combinación de activos que podrían hacerlo bien tanto en un escenario de continua adrenalina monetaria (con un entorno de malos datos económicos), como en el escenario de rebote global (e interrupción de la
adrenalina monetaria).

Esta combinación sería la siguiente:

· Sobreponderar China (Acciones y Deuda), ya que el mercado se encuentra en un bull market por desregulación, bajos tipos e infra-posicionamiento global (el mercado chino pesa un 1.7% en el MSCI World AC)
· Sobreponderar Renta Variable Japonesa, ya que al parecer, la auténtica “tercera flecha” del programa de Abe serían los derechos de los accionistas minoritarios.
· Y Sobreponderar Renta Variable Europea y Deuda periférica, respaldadas por unos beneficios empresariales que muestran ya repuntes debido a un euro mas bajo (y que apunta a que se mantendrá bajo), unas commodities que han caído mucho, una recuperación cíclica, y a que, en caso de necesidad, la política de adrenalina de Draghi continuará.

En efecto, la mayoría de los activos mencionados en esta cartera podrían comportarse bien en ambos escenarios, aunque tengo mis dudas en algún caso. Por ello, incluso esta cartera necesitaría protección. ¿Cómo hacerlo? Estas podrían ser las vías más útiles para proteger esta cartera: Compra de volatilidad o comprar Treasuries a 30 años (que lo harán bien tanto en situación de crisis económica, como en un rebote global en donde las economías principales no actúan como locomotoras). Combinando todo esto, es decir, los activos mencionados más la protección recomendada, reconozco que sí podríamos estar hablando de la cartera ideal para los próximos trimestres.

Álex Fusté

Economista jefe de Andbank

Andbank