Publicado en RATm, por Juan Luis García Alejo

El FMI publicó este pasado miércoles un informe relativo a la misión de seguimiento llevada a cabo en España. Es lo normal, nos han dejado dinero y nos monitorizan para ver si somos o no de fiar; si estamos cumpliendo o no nuestros compromisos; cómo evolucionamos en nuestro proceso de recuperación,… No estoy seguro de que su forma de presentar las cosas pueda presentarse como thinking out of the box, pero sí al menos de que podemos referirnos a sus recomendaciones como externas y desvinculadas en cierto modo de los clichés que internamente manejamos. Es “receta FMI” y a nadie debe sorprender su sesgo, pero merece la pena revisar el sesgo de las recomendaciones.

De toda la retahíla de recomendaciones que el FMI exhibe me quedo con la frase que remata su párrafo de apertura: la necesidad urgente de acciones para generar crecimiento y puestos de trabajo. Un imperativo para la política que indica que hasta ahora bien, pero no hay que pararse.

Capítulo mercado laboral. Aunque probablemente todavía sea pronto para sentar cátedra acerca de si la reforma laboral valió para algo, si se quedó corta o si necesita mejorar, el FMI cree que está ganando tracción. Creo que los datos en los que uno se puede apoyar para poder afirmarlo aún son muy incipientes, la verdad. Las reformas estructurales suelen entregar sus resultados de forma tendida y a plazo. En todo caso incide el FMI en tres puntos:

  • Flexibilidad interna. Reclama el FMI que se emplee la flexibilidad que la reforma otorga a las empresas no para despedir, sino para conseguir acuerdos con la fuerza laboral. ¿Acuerdos sobre qué? ¿Cómo ellos señalan acuerdos sobre el “precio del factor trabajo”? Desde luego, ajustes adicionales por la vía de la cantidad de empleados no parecen ni posibles ni adecuados.
  • Dualidad. Ah! La famosa dualidad. Nuestro mercado de trabajo mantiene dos grandes colectivos: el de los trabajadores con contratos temporales y el de los trabajadores con contrato fijo. Pide el FMI seguir bajando de forma continua el importe de las indemnizaciones de despido que reciben los trabajadores con contrato fijo para alinearlas con lo visto en otros países europeos. Las indemnizaciones de trabajadores son para el empleador un elemento de disuasión para la contratación en tiempos de demanda débil. Es un impuesto creciente frente a la flexibilidad de la gestión de los recursos. Ceder aquí, no nos equivoquemos, es empeorar la situación individual presente de cada trabajador.
  • Mejora de las oportunidades de trabajo. Al tratar este punto el FMI habla de la necesidad de bajar el coste del empleo para el empleador (¿bonificarlo?). No parece mal. Pero ataca el problema desde la punta del iceberg. En el origen de su afirmación debería de estar la revisión del sistema tributario español en su conjunto.

Las grandes soluciones que se ofrecen desde el FMI para el mercado laboral suenan a darle una vuelta a un calcetín que nosotros miramos siempre de la misma manera (…)

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