Las inversiones alternativas son aquellas que se centran en activos no tradicionales. Frente a la clásica inversión en acciones de Bolsa o bonos, las inversiones alternativas buscan obtener rentabilidad de otros activos menos conocidos o de más riesgo, y engloban una amplia variedad; desde la inversión en infraestructuras, arte, materias primas o incluso joyas hasta las más extravagantes, como coches de colección o incluso dominios de internet. La inversión alternativa pretende asegurar el patrimonio y conseguir rentabilidad positiva en cualquier circunstancia, incluso en condiciones adversas de mercado que puedan afectar a los activos tradicionales.

En momentos en los que las fórmulas clásicas de ahorro (depósitos, deuda soberana, fondos monetarios) no ofrecen buenos rendimientos, las inversiones alternativas, que tienen una alta descorrelación con estos activos, pueden ser buena opción, si bien el inversor debe valorar siempre qué nivel de riesgo está dispuesto a asumir para obtener rentabilidades superiores. Mayor rentabilidad esperada exige la asunción de un riesgo más alto. Por ejemplo, en este tipo de inversiones uno de los riesgos a asumir por encima de los activos tradicionales es el de la liquidez.

Las inversiones alternativas pueden centrarse en activos cotizados o no cotizados, por lo que hay que contar con la posibilidad de que, en un momento dado, podamos necesitar disponer del dinero invertido y tengamos que hacer frente a una potencial falta de liquidez. El clásico ejemplo de iliquidez son los bienes inmuebles, uno de los activos alternativos preferidos por el inversor español.

La propia naturaleza de las infraestructuras, esenciales en el desarrollo diario de la sociedad, convierte a estas en un nicho idóneo en el que invertir por su elevada demanda de inversión permanente. Las energías renovables suponen otra inversión a tener en cuenta ya que pueden ofrecer flujos de caja estables a largo plazo y poco sensibles a los ciclos económicos. En el caso de las renovables conviene estar informado de los cambios regulatorios que se puedan producir ya que supone una variable que incide de manera directa en el negocio de estas compañías y que, por tanto, puede suponer una incertidumbre a tener en cuenta.

También hay otras formas de inversión alternativa; que, más que activos en los que invertir, son vehículos de inversión (en activos tradicionales o alternativos) como el private equity o los hedge funds, pero de ellos hablaremos en otro de nuestros artículos porque tienen su propias peculiaridades.