De un tiempo a esta parte se ha extendido el dicho “el país X no es Grecia”. A nadie le gusta que comparen su economía con los tristemente maltrechos números helenos. La diferenciación hay que ganársela y eso es lo que intentan hacer dos de los países rescatados, con resultados económicos que podría decirse que van viento en popa: Irlanda y Portugal, ¿ya están de vuelta?

Por el momento, nuestro vecino peninsular, Portugal, cumplió con el déficit exigido para sus administraciones públicas en el primer semestre del año. Este límite, establecido por el programa de asistencia financiera de la Unión Europea y el FMI, se encontraba en los 4.400 millones de euros. Primer objetivo superado para los lusos, que incluso han tenido un margen nada despreciable de 262,2 millones de euros. Es un primer paso al que le sigue su fiel compromiso de rebajar el déficit para finales de 2012 hasta el 4,5%.

El gobierno en cuestión atribuye el descenso a que fue en este primer semestre cuando tuvo impacto en las cuentas el recorte de las pagas extraordinarias a funcionarios. Pero atención, porque a pesar de que los gastos disminuyeron, los ingresos estatales también se han visto menguados, especialmente vía impuestos indirectos como el del IVA, con el que se ha recaudado un 5% menos. Asimismo, las contribuciones a la Seguridad Social perdieron un 3,7%. Es por eso que Portugal tiene ahora el reto, en cuanto a números se refiere, de cumplir el déficit total para este año, que para sus administraciones públicas alcanza los 6.409 millones de euros. Un límite más tras el préstamo de la UE y el FMI hasta 2013 de los 78.000 millones de euros.

Y ¿qué me dicen de Irlanda? No se ha cumplido aún un mes de un hecho realmente muy deseado para el país y que empieza a oler a desprendimiento de la tutela europea. El 5 de julio volvían a emitir deuda pública en el mercado primario por primera vez desde el rescate de noviembre de 2010. Una prueba para demostrar si el país puede financiarse por sí solo. El resultado fue una obtención de 500 millones de euros a rentabilidad del 1,8%, mejor de la prevista por el Gobierno de Dublín, e incluso de la que tuvo que ofrecer España por los títulos del mismo plazo en la subasta del 26 de junio (2,36%), en este caso debido a las tensiones por la cumbre europea de esos días.

El ministro irlandés de Finanzas, Michael Noonan, interpretó la emisión como “un éxito” y el posterior resultado como un “hito en el camino hacia la recuperación del país”. Parece estar en lo cierto, aunque si vamos a caminar, mejor hacerlo con pies de plomo y dejar a un lado los alardes que intentan mostrar al país irlandés como ejemplo del éxito de los rescates europeos. Y es que en otros campos, sus indicadores siguen siendo preocupantes, ya que mantiene el déficit público más alto en la zona euro (9,4% sobre el PIB en 2011), y sufre una de las tasas de paro más elevadas de los 17 países de la Eurozona, cercana al 15% y solo superada por las de Grecia, España y Portugal. Según los términos acordados hasta ahora con la UE, Irlanda agota el plazo de su rescate a finales de 2013, con lo que necesita reunir fondos este año para cubrir el pago de bonos por 8.300 millones que vencen en enero de 2014. La cuenta atrás ya ha empezado.