Renovarse o morir. Un dicho de toda la vida que ahora parece aplicarse a las cabinas telefónicas, antaño imprescindibles para la comunicación a distancia (incluso un reclamo turístico más para ciudades como Londres) y que ahora, con las nuevas tecnologías, se han quedado obsoletas. En España, hace unos diez años, eran más de 60.000 las cabinas repartidas a lo ancho y largo del país. Ahora que han caído en desuso, ¿qué hacer con estas infraestructuras? ¡Renovarlas! Darles una nueva salida, y así lo han hecho en estos lugares:

Londres y su “adopte una cabina”

Londres fue una de las ciudades pioneras en poner en marcha esta transformación. Cansados de que solo se usaran para graffitis o como urinarios improvisados, la compañía British Telecom puso en marcha la campaña “Adopte una cabina”: por una libra, los municipios y administraciones podían apadrinar una. Y la idea dio resultado. Ahora, muchas de las cabinas se han convertido en puestos de flores, centros de información o instalaciones de arte. El uso más extendido es el bookcrossing, un lugar donde dejar los libros ya leídos para cambiarlos por otros.

La peculiar biblioteca de Busséol

Busséol es un pueblo francés de apenas 200 habitantes. Los comercios de la zona fueron cerrando poco a poco hasta que los vecinos se quedaron sin bares, lavaderos, hornos, la iglesia… Los lugares de reunión se habían eliminado. Pero 12 arquitectos del grupo Collectif Etc solucionaron el problema. Tras varias remodelaciones (el lavadero en piscina, el horno en bar o la iglesia en cine) le llegó el turno a la inutilizada cabina. El resultado final fue una pequeña, pero útil, biblioteca.

El cementerio de las cabinas, en Alemania

En Alemania, tras la compra de las cabinas por parte del Gobierno, quedaron en manos de los ciudadanos para que estos les buscaran un uso útil. El resultado: cabinas decoradas con flores, estanterías con libros (algunas incluso con bancos para leer allí mismo)… Sin embargo, el excedente sigue siendo elevado y cerca de Berlín existe un cementerio de cabinas. Alrededor de 3.000 esperan comprador por unos 250 euros la unidad.

Puntos wifi en las cabinas de Nueva York

Nueva York también ha buscado un mejor uso a este servicio ya casi inutilizado. Además de como bookcrossing, las cabinas (hay más de 11.000 en la ciudad) servirán de apoyo a los smartphones por los que han sido sustituidas. ¿Cómo? Convirtiéndose en puntos wifi. La idea fue planteada por el que fuera alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, a principios del pasado año. El objetivo es utilizar 7.000 cabinas como puntos wifi a una distancia de hasta unos 25 metros. ¿La financiación? Con la publicidad que recibirán los usuarios del servicio.

Y en España, ¿no hay proyectos similares?

Algo empieza a haber… y con tendencia ecológica. En 2010, Endesa y Telefónica pusieron en marcha un proyecto piloto en Madrid para convertir las cabinas en puntos de recarga para los coches eléctricos.

Y tú, ¿qué usos rentables les darías a las cabinas telefónicas?