Desde que comenzó la crisis, el oro ha sido uno de los productos favoritos para los inversores. Éstos se han arrimado a él buscando un activo refugio, es decir, un activo en el que invertir y huir de la volatilidad y los riesgos en tiempos de crisis financiera. El oro, desde 2008, ha aumentado en más del doble su cotización.

La demanda por motivo especulativo, para guardarse de otros activos y para esperar el alza en la cotización, y también la demanda industrial, con destino tecnológico o a la joyería, ha disparado el precio. Incluso, llegó a los 2.000 dólares por onza. Aunque la demanda física apenas ha justificado el alza en el precio durante 2011.

Sobre el futuro de la cotización, cabe preguntarse si es un activo refugio cuyo valor se estabilizará, o si es una burbuja que pinchará. Hay diversos argumentos, pero casi todos se centran en estas dos posibilidades. Por una parte, corrigiendo los efectos de los precios en los últimos 30 años, el oro debería cotizar a 2.500 dólarestomando como referencia el valor de entonces, con lo que se podría pensar que seguirá subiendo y se estabilizará. Por otro lado, son muchas las voces de expertos que avisan que es una burbuja. Que no hay razón económica para un alza tan pronunciado, sino que los inversores han disparado el precio y en cualquier momento, la burbuja pinchará.