Aprovechando la celebración del Día Internacional de la Mujer hemos juntado a tres Mujeres Inversis para escuchar su visión sobre el mundo de las finanzas, la actualidad, la vida personal y la conciliación laboral, entre otras cosas.

Reunidas en torno a unos cafés, nos cuentan cómo se mueve una mujer en un mundo, el financiero, tradicionalmente dominado por hombres. «Es un mundo duro -nos dice Ana Martínez, directora de la oficina de Madrid -, cuando empezamos éramos muchas chicas, pero hemos aguantado pocas porque es un mundo exigente, al menos en la vertiente comercial, que es donde yo me muevo». Marian Fernández, responsable de Estrategia, añade: «Aprendes a vivir en este mundo, con los años y la experiencia acumulada y, al final, no hay diferencias entre hombres y mujeres, sino entre caracteres y formas de ser».

Alicia Arriero, subdirectora de Inversis Gestión, lo tiene claro: «Es cuestión de cómo sea cada uno, las dificultades te las pones tú, no el ser hombre o mujer. Se trata de estar segura de lo que haces; yo no me siento discriminada ni tratada de manera diferente por ser mujer».

Alicia Arriero:  «Las dificultades te las pones tú, no el ser hombre o mujer; se trata de estar segura de lo que haces»

Todas admiten que, en el trabajo diario, hay características o cualidades que se dan más en las mujeres, y otras en los hombres. «Las mujeres -subraya Marian- como tendemos a hablar más de todo, ese lado de inteligencia emocional y de sentimiento también lo volcamos en el trabajo y eso marca mucho porque si un día tienes que preguntarle a alguien si le pasa algo o tienes que pedir perdón si has estado mas borde, a una mujer le sale de manera más natural, en un hombre cuesta un poquito más encontrar esa respuesta».

«Yo prefiero un equipo equilibrado entre ambos sexos -tercia Ana- porque las mujeres también tenemos nuestras pegas, somos más tiquismiquis y magnificamos los pequeños detalles, tanto en positivo como en negativo. Los hombres no los miden mucho; y, aunque en lo positivo viene muy bien, en lo negativo es casi mejor no ser tan susceptible».

Alicia defiende la singularidad de cada uno: «A la hora de dirigir un equipo, ahí se deja sentir si eres un hombre o una mujer; pero no pasa nada, no es malo ni bueno, simplemente lo diriges de manera distinta».

Todas coinciden en que a las mujeres les cuesta más llegar a cargos directivos. «En mi área -señala Ana- somos once directores y yo soy la única mujer, a puestos directivos es difícil subir». Alicia interviene para aportar algunas de las razones que pueden hacer que ésto sea así: «Es muy difícil llegar arriba, pero también es porque hay muchas mujeres que no están dispuestas a sacrificar su vida personal por un trabajo y, en ese sentido, los hombres lo tienen más claro, no les importa ir a por todas laboralmente».

Este grupo de mujeres lleva años asesorando a inversores sobre las mejores oportunidades del mercado, siguiendo la evolución de las Bolsas y analizando la marcha de la economía. Son mujeres de su tiempo, ocupadas y preocupadas por la sociedad que les ha tocado vivir. Marian reconoce: «A mí me preocupa la educación, no solo que tú tengas que ir reciclándote para estar al día en todo momento en tu mundo laboral, es que tengo tres hijos y me gustaría saber cómo se educa para el mundo que les va a tocar vivir, muy diferente del nuestro».

Marian Fernández: «Tengo tres hijos y me gustaría saber cómo se educa para el mundo que les va a tocar vivir, muy diferente del nuestro»

«El tema de la educación es vital -recalca Alicia-; saber, con toda esta crisis, qué formación van a tener los más jóvenes y qué lugar van a ocupar en la sociedad y a nivel mundial. Deberíamos encaminarles a tener una formación suficiente para competir con un alemán o con un americano sin complejos».

Ana interviene: «A mí me preocupa el paro, trabajo mucho con clientes y ves lo que se vive en la calle, la gente se pregunta qué se va a encontrar la siguiente generación y qué condiciones de vida vamos a tener para nuestra jubilación».

Son mujeres que conviven con la tecnología en su trabajo diario y han visto crecer ante sus ojos el fenómeno de las redes sociales como herramienta laboral. La primera en abrir fuego es Ana: «Me parece un fenómeno fantástico, es lo que esta mandando ahora mismo. Para dar tu imagen de marca, poner en movimiento tus mensajes y llegar a mas gente las redes sociales son fantásticas; lo que nos da miedo es el tema personal, que no sea pública nuestra faceta privada».

Ana Martínez: «Para dar tu imagen de marca, poner en movimiento tus mensajes y llegar a mas gente las redes sociales son fantásticas»

Marian interviene para señalar: «Hay que concebirlo como un canal mas por el que puedes llegar a mucha gente, quizá da miedo lo intensivo que es en dedicación y seguimiento, pero es lo que está tirando, hay que perder esos miedos».

La conversación vuelve hacia la conciliación de la vida familiar y laboral, y Alicia opina: «Cuando tienes algo fuera del trabajo que te interesa de verdad, sea familia o lo que cada uno priorice, le sacas mucho mas partido al tiempo que estas en la oficina, se trabaja de una forma mucho mas eficaz porque no quieres pasarte allí todo el tiempo».

Todas coinciden en que, en su ámbito laboral, no hay diferencias entre hombres y mujeres. Como apunta Alicia: «En nuestro departamento está igual de bien visto que Fernando vaya a ver la función de su niño como que Juan Luis, porque su mujer no pueda, tenga que llevar a su niña al colegio. No es lo normal porque lo hacen ellas más habitualmente, pero está perfectamente bien visto e integrado».

Marian apunta: «En mi caso, como madre, la sensación es estar en un circo de varias pistas; cuando todo va bien y sigue su curso natural en el trabajo y en casa, la cosa funciona, pero cuando hay algo que de repente te exige más tiempo o más esfuerzo, pasa factura. A veces sientes que no estás muy a tope en ninguna de las facetas de tu vida; pero, al final, merece la pena».