Ya no solo se hacen discursos emotivos en las bodas, la cena de Nochevieja puede ser una cita perfecta para demostrar que su dominio de la palabra va más allá de cifras y gráficos, algo muy valorable en un entorno profesional.

Un punto a su favor es la complicidad que le une a su familia, presente en esta cena, pero que también le puede frenar en cuanto a qué destacar y qué pasar por alto en su discurso. Le desgranamos algunos de los pasos principales para triunfar en la que será una noche muy especial.

Objetivo claro

Si está harto de palabras planas que dejan a los oyentes fríos, busque todo lo contrario: emocionar a sus comensales. Puede empezar con un titular atractivo, sin llegar al sensacionalismo, o incluso con una pregunta, evitando en cualquier caso tópicos manidos.

Piense en su conclusión desde el principio

¿Hacia dónde quiere guiar su discurso? ¿Qué referencias utilizará? Estas preguntas son muy útiles para preparar el texto de una forma eficaz. Redacte la conclusión con calma, verá como después es más fácil hilar las ideas para llegar, sin apenas esfuerzo, a la desembocadura buscada.

Ordene sus ideas

Con el objetivo y la conclusión preparada, ordene esas ideas que tiene en mente y que desea destacar. No tiene por qué hacerlo cronológicamente ya que, de esta forma, puede que algunos episodios flojeen y pierda la atención de los suyos. Es mejor centrarse en temas concretos, que se puedan ilustrar con ejemplos, y esforzarse por que las transiciones de una idea a otra no sean bruscas, sino lo más naturales que sea posible.

Ensaye ante un espejo

Una vez redactado el discurso, no tiene por qué aprendérselo de memoria, pero sí debe sonar a texto hablado. Lo mejor para ello es ensayar ante un espejo y reparar en cómo gesticula y en cómo mueve sus brazos: si exagera demasiado o si, en cambio, ve que necesita más movilidad para acompañar sus ideas y fortalecer el significado de sus palabras.

Pedir opiniones

Una vez preparado y ensayado, puede pedir la opinión de alguien cercano, aunque aténgase a las consecuencias: Probablemente le hará cambiar algo (para mejor o peor, nunca se sabe) y si esa persona acude a la cena, ya ha perdido la magia de la sorpresa. Es por ello que este último paso se lo dejamos a su elección. Si cree que, sobre todo, le beneficiará: no lo dude y pida esa opinión.

Aproveche el fin de semana para poner en práctica estas técnicas y en 2013 cuéntenos, ¡querremos saber cuál ha sido el resultado!