Los cocos (bonos convertibles contingentes) son bonos híbridos entre deuda y capital donde se paga un interés al inversor y, además, tienen la opción de convertirlos en acciones de la empresa o la entidad que los haya emitido. En los bonos convertibles normales suele ser el propio inversor el que tiene el poder de conversión, ya que si cuando vencen los bonos no quiere convertirlos, el emisor devolvería el dinero al inversor, repagando su deuda como si de una normal se tratase.

Los CoCos gustan a reguladores y a los bancos, tan necesitados de capital. Este entusiasmo se debe a que tanto unos como otros buscan reforzar el capital de las entidades bancarias, por lo que les atrae mucho aquellos bonos que se convierten en capital en el momento crucial, el más necesario.
Esta conversión tendrá el efecto de reducir el nivel de deuda de la entidad en la cantidad del bono y aumentará su nivel de capital por la misma cantidad, mejorando automáticamente el ratio de capital del banco.

El hecho de invertir en estos bonos es una forma de conseguir rentabilidades fijas durante su plazo, ya que se recibe el pago de intereses establecidos en la emisión. Aún así, estos bonos son más interesantes para los emisores, las empresas y los bancos, especialmente los más necesitados de capital, pero no necesariamente ofrecen al inversor el mejor equilibrio entre riesgo y rentabilidad.