La falta de fluidez del crédito es una de las grandes preocupaciones de la economía española. Sin financiación, resulta complicado que se reactive la inversión y el consumo, y por lo tanto que el país inicie una recuperación creíble. A su vez, sin crecimiento la demanda de crédito será más reducida y la banca tendrá reticencias a abrir el grifo para proteger sus balances.

El ministro de Economía y Competitividad, Luis De Guindos, cifró entre el 5% y el 10% la caída del crédito en España en la actualidad. Con estos registros, es difícil presumir una recuperación de la actividad económica. Con la reestructuración bancaria, el ministro espera el saneamiento de los balances y un incremento de la competencia en el sector. Dos ingredientes que permitirían que el crédito fluya.

No obstante, desde los propios bancos han dado a entender que la recuperación del crédito tardará en llegar. Las entidades advierten que con el proceso de intensa concentración, los bancos van a trabajar más de puertas hacia dentro que hacia fuera. Es decir, trabajarán para cumplir los requisitos de aprovisionamiento de la reforma financiera, buscando las mejores opciones para hacerlo. Ya sea con cargo a beneficios o a través de fusiones o adquisiciones.

Los expertos tampoco esperan que se abra el grifo del crédito este año. Casi todos coinciden en que la reforma financiera es necesaria y va por el buen camino. Esto debe redundar en que los bancos españoles puedan acceder a los mercados mayoristas de financiación con más facilidad. Pero el siguiente paso no será conceder crédito. Es decir, la reforma va a ‘desoxidar’ el grifo del crédito, pero no quiere decir que el grifo se vaya a abrir. Primero, porque la evolución del crédito y la evolución de la economía van ligadas. En este sentido, las previsiones distan de ser optimistas. Y, al fin y al cabo, los bancos están corrigiendo el exceso de crédito concedido antes de la crisis. No en vano, a 30 de junio de 2011 la banca tenía en balance crédito concedido ligado a activos inmobiliarios por valor de 323.000 millones de euros. Y de esta cifra, que equivale al 30% del PIB, el Gobierno considera problemático 180.000 millones.

Esto da muestra de dónde venimos y cómo estamos. Por ejemplo, las familias están reduciendo su deuda. En parte porque las expectativas no son buenas y piden menos crédito, y en parte porque cuando se solicita financiación, se encuentran con más restricciones que antes. La deuda de los hogares se situó en 866.239 millones de euros en enero. La cuantía es elevada, aunque en el boom de crecimiento previo a 2008, llegó a estar muy por encima del billón y la mayoría por compra de vivienda. La deuda financiera de las familias llegó a superar de forma considerable su renta anual.

Menos banca

En ese trabajo de puertas hacia dentro, las entidades están buscando la manera de cumplir con las provisiones exigidas por el Ejecutivo. Según cálculos de éste, el sector necesita 52.000 millones de euros. Muchas de las entidades están buscando pareja para encarar distintos procesos de fusión. Lo que está claro, es que va a haber un profundo adelgazamiento de la red de oficinas. Hasta ahora, España era líder en número de sucursales por habitantes. Desde el sector apuntan que en tres años, se han cerrado aproximadamente 4.000 oficinas. Un ajuste del 20%, que ha conllevado un recorte de plantilla del 15%. Para 2012, el propio Gobierno espera un ajuste extra del 20% en plantilla y oficinas para aumentar la eficiencia del sector.