En los próximos años, la población que abandonará las áreas rurales para vivir en la ciudad va a crecer notablemente. Según Naciones Unidas, el número de personas que vive en las ciudades aumentará desde los cerca de 4.000 millones registrados en 2015 hasta unos 5.000 millones en 2030; y el 90% del aumento de la población urbana mundial se producirá en países emergentes. De ahí que uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por Naciones Unidas para 2.030; concretamente el objetivo número 11: Ciudades y Comunidades sostenibles, sea «lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, sostenibles y capaces de hacer frente a una crisis». Se trata del ODS con un mayor impacto potencial medible.

Esto conlleva unas necesidades importantes de desarrollos de todo tipo, lo que abre un amplio abanico de oportunidades de inversión en construcción, gestión de agua y energía, salud, servicios financieros, infraestructura digital, inmobiliario, educación u ocio, entre otros. Porque las ciudades que se irán gestando lo harán incorporando el concepto de smart city, ciudades ‘amables’ para vivir: inclusivas, sostenibles, con desarrollo tecnológico, mejores infraestructuras o mayor calidad del aire. Las ciudades representan entre el 60% y el 80% del consumo de energía y el 75% de las emisiones de carbono en el mundo, según Naciones Unidas, datos que evidencian que, desde 2016, el 90% de los habitantes de las ciudades respira aire que no cumple los estándares de seguridad establecidos por la Organización Mundial de la Salud.

En nuestro fondo de inversión bajo criterios ESG, Global Sustainable Impact, hemos invertido en un fondo que se beneficiará de las posibilidades que abre la ciudad del futuro, el Pictet SmartCity Fund, un fondo que nace del convencimiento de que la smart city está en la confluencia de varias megatendencias: desarrollo demográfico, sostenibilidad, crecimiento económico y desarrollo tecnológico y cuyo principal propósito es invertir originando un claro impacto medible, generando y contribuyendo a la sostenibilidad. El Pictet SmartCity invierte en compañías como Vonovia, en el sector inmobiliario, Visa o Cisco en tecnologías de la información e infraestructura digital, o DBS en servicios financieros. El fondo acumula una rentabilidad a 30 de abril de un 20,67% frente a un rendimiento del MSCI World del 16,47%.

Además de invertir en este fondo, en la parte de renta fija hemos optado, para aprovechar las buenas previsiones de futuro de la smart city, por tomar participación en un bono social emitido por la Cassa Depositi e Prestite (CDP), el banco de desarrollo del Gobierno italiano. Un bono con rating BBB y una tasa de rentabilidad del 2%. CDP es propiedad estatal en un 82%. Uno de los ‘proyectos elegibles’ del bono es el referente al ODS número 11 de Naciones Unidas.