Publicado en ElEconomista.

La deuda emitida por las empresas sufre cuando el mercado sacude a los bonos públicos, pero cuando hay un respiro para los títulos del Estado, también se beneficia. Los bonos soberanos españoles no son los únicos que están dando alegrías a muchas carteras. Buena parte de los inversores que compraron deuda imprimida por empresas españolas este año acumulan ganancias en su inversión. Y es que más de la mitad de las colocaciones privadas de 2013 lanzadas en euros en la bolsa española ganan en el mercado secundario, en el que cotizan tras su emisión.

Si la caída de rentabilidades es una buena noticia para los inversores que ya tenían en su cartera deuda de estas compañías españolas, no lo es tanto para quien quiera comprar, ya que los precios han subido y se compra más caro. Ahora bien, ¿continuarán bajando estos intereses? «Sigue habiendo oportunidad en el secundario en la deuda corporativa española. Seguirán subiendo los precios», apunta Alicia Arriero, analista de Inversis Banco.

«Los bonos de empresas y bancos tenderán a seguir la estela positiva que logre la deuda pública española», señala la experta. Y es que desde la firma consideran que «aún hay algo de recorrido en el gubernamental. Nuestra rentabilidad objetivo para el bono español a 10 años es el 3,85% de aquí a que acabe el año, con una prima de riesgo en 200-250 puntos básicos».

De momento, un dato: la deuda española es la única entre los grandes países desarrollados que cotiza ahora a un interés por debajo de su rentabilidad media del año. La semana pasada, por ejemplo, salió bien parada de la oleada de ventas que arrasó el mercado la semana pasada ante la expectativa de que la Reserva Federal estadounidense pueda reducir este mes el programa actual de compras. España fue el único país que despidió la semana sin un repunte en la rentabilidad del bono a 10 años, en contraste con el alza del papel de países como Alemania o EEUU y periféricos como Italia. Ni siquiera las palabras de Mario Draghi, el presidente del Banco Central Central, advirtiendo de que los tipos de interés seguirán bajos durante un largo periodo de tiempo, frenaron la huida.

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