La crisis de las divisas emergentes, el conflicto entre Rusia y Ucrania, la debilidad de los datos macroeconómicos en China… son varios los focos de incertidumbre que se han propagado por el parqué durante el primer trimestre de 2014. El índice de volatilidad VIX, uno de los mejores termómetros para medir la inquietud de los mercados, ha reflejado ese nerviosismo al moverse este año entre los 12 y los 21 puntos. Ahora que vuelve a situarse en los 14 puntos, la mayoría de los expertos coincide al señalar que puede ser un buen momento para invertir en volatilidad.
Desde Inversis, el gestor David Navarro subraya que “suele haber problemas con el cliente retail porque no consigue replicar lo que él entiende por volatilidad, que son las subidas y bajadas del VIX. Al final el VIX presenta una tendencia plana pese a sus bruscos movimientos y no se debe entender de la misma forma que los principales índices bursátiles al uso”, añade.
Inversión mediante opciones
La forma tradicional de invertir en estos activos es mediante operaciones con derivados (opciones de compra y venta). Se denominan estrategias simples de volatilidad, entre las que destacan las protective put (añadir a la cartera la compra de una opción de venta) o covered call (añadir una venta de opción de compra). No obstante, David Navarro insiste en que estas opciones pueden suponer un serio riesgo si el cliente permanece apalancado en ellas.
“Estas alternativas precisan de una gestión activa y no es recomendable plantear posiciones a medio plazo y cuando decimos medio plazo nos referimos a más de unas semanas o un mes. Los cambios son muy agresivos y mantener la cobertura con derivados resulta muy cara”, apunta Navarro.