El R Cuadrado es un coeficiente que determina cuánto explica un activo la variación de otro. Es una medida que varía entre 0 y 1. Cuanto más próximo sea el R Cuadrado a 1, más explicativo es, por lo que un fondo de inversión que tiene un R Cuadrado de 1 con respecto al S&P 500, indicaría que las fluctuaciones del fondo están completamente explicadas por las fluctuaciones del S&P.
David Sánchez, analista de fondos de Inversis Banco, considera que el principal problema de utilizar el coeficiente de determinación es no contextualizar correctamente el resultado: hay que saber diferenciar entre casualidad y causalidad. “Para entenderlo bien: puede darse el caso de que el volumen de precipitaciones en una región de China tenga un R Cuadrado significativo con las acciones de Facebook, a pesar de no haber una dependencia entre las mismas. En este caso, de poco nos serviría el estudio de las precipitaciones en China (lo que se denominaría variable exógena) para tomar una decisión de inversión en Facebook (variable endógena), porque lo normal sería que a futuro esa relación se rompa o sea inestable”.
Es por esto por lo que, según Sánchez, se hace fundamental elegir correctamente las variables a utilizar, especialmente cuando lo que estamos midiendo es un activo contra un índice de referencia, ya que en muchos casos entender si hay causalidad no es trivial. “El uso de este ratio es más sencillo en el estudio de los fondos que se denominan trackers o seguidores de índices, aquellos que se basan en infra/sobre ponderaciones sobre un benchmark, mientras que se vuelve más complejo a medida que los fondos ganan en flexibilidad de gestión, como por ejemplo el caso de los fondos de retorno absoluto”, explica.