La crisis de deuda que se está viviendo en Europa parece ir por barrios. Si nos fijamos en los países europeos mediterráneos, los pagos de intereses a la hora de financiarse están siendo muy elevados, pero no es así para todos los estados comunitarios. Hay un selecto club de naciones que no sólo no está teniendo problemas para financiarse, sino que en vez de pagar, le están pagando por realizar sus emisiones.

Son casos en los que la emisión de deuda se produce a tipos de interés negativos. Le ha ocurrido a Alemania, Francia, Suiza, Austria, Finlandia, Holanda y Dinamarca. ¿Por qué un inversor quiere recibir menos dinero del que presta? La situación se debe al temor de qué hacer con el dinero en la coyuntura actual. Los inversores sacrifican rentabilidades y optan por pagar a la hora de tener una mayor seguridad sobre sus ahorros o inversiones, debido a la alta volatilidad que se vive en los mercados mundiales. Este tipo de colocaciones juegan en la actualidad un papel de “activo refugio” para una gran parte de inversores, que están tomando posiciones en deuda pública de estos países.

El mercado y los inversores están considerando estos títulos de deuda como seguros y con reducidos riesgos, lo que se está traduciendo en colocaciones con unos tipos de interés muy reducidos. Pero no sólo bajos, sino hasta negativos en emisiones a más corto plazo. Algo inverosímil y que se está viviendo por primera vez desde que se produjera la creación del euro.

El ejemplo más reciente ha sido Francia, que el pasado 9 de julio logró captar 3.917 millones de euros a través de la colocación de Letras a 13 meses, pagando un tipo de interés negativo del 0,005%. Por su parte, las de seis meses presentaron un tipo de interés negativo del 0,006%.

Uno de los primeros países en cobrar a los inversores por financiarse fue Alemania a finales del año pasado, en una subasta de letras a 6 meses con un tipo de interés negativo del 0,0122%. Luego le seguirían otros como Holanda, Austria, Finlandia…

Grandes divergencias

Esta situación choca con los elevados intereses que están pagando los países bautizados como PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España), que no sólo no cobran por financiarse, sino que lo hacen rentabilidades muy altas y casi prohibitivas. Cantidades que obligaron en algunos casos a rescates comunitarios porque no podían acudir al mercado.

Recientemente, Irlanda volvió a emitir deuda por primera vez desde el rescate, tras pasar casi dos años desde la última vez que se financió en el mercado de deuda soberana. En esta ocasión colocó 500 millones en letras a 3 meses, pagando un precio del 1,8%.

Si atendemos a la rentabilidad de los bonos a diez años, también se aprecia esta diferencia entre la élite europea y los países mediterráneos o de la periferia. En el caso de Alemania, la rentabilidad del bund a diez años es ligeramente superior al 1,3%, mientras que en Finlandia es de punto y medio y en Holanda tampoco se llega a los dos puntos. Situación bien distinta a España, donde la rentabilidad ronda los 7 puntos, en Italia que está en un entorno del 6%, o en Irlanda donde se supera el 8%.