Estamos habituados a que frecuentemente el Tesoro realice subastas de Bonos y Letras a corto, medio y largo plazo.

Normalmente, dichas emisiones de deuda pública se hacen por subasta, y los inversores (compradores de deuda) van indicando el interés al que están dispuestos a comprarlas. En última instancia, se adjudica la deuda a aquellos que menor interés piden por prestar su dinero.

Ahora bien, a diferencia de estas subastas ‘ordinarias’, en las emisiones sindicadas se contrata para la ocasión a un pequeño grupo de entidades bancarias que reciben órdenes directas de los inversores, como si se tratase de una emisión habitual de un banco o una empresa en los mercados mayoristas de financiación.

De esta forma, se diversifica la base de inversores de deuda, puesto que existen muchos tipos de fondos de inversión, bancos, fondos soberanos… que no suelen comprar mediante las subastas públicas habituales.