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Finalmente Reino Unido ha votado a favor de abandonar la UE, sorprendiendo a un mercado que, guiado por las últimas encuestas, no adelantaba este resultado. “¿Y ahora qué?” es la pregunta que surge y varias han de ser las consideraciones. Primero, el reconocimiento de la incertidumbre máxima ante un evento histórico. Ello nos lleva a seguir siendo cautelosos. Alta volatilidad vivida y que podría continuar en el corto plazo. Territorio inexplorado.  Segundo, la política como brújula y riesgo. Desde el anunciado relevo de Cameron al frente del gobierno británico en los próximos tres meses, hasta el impacto de la noticia en otros procesos electorales próximos (España de forma inmediata, elecciones presidenciales en Francia y Alemania en 2017, ¿posible adelanto de las italianas desde 2018 a 2017?). La cuestión cobra más importancia habida cuenta de la subida de diversos partidos antieuropeistas en el conjunto de Europa (Austria, Holanda, Francia, Finlandia,…).

Son incógnitas que se irán resolviendo no de corto plazo. La articulación del proceso de salida de Reino Unido de la UE legalmente podría llevar aparejado un proceso de al menos dos años. Tiempo complejo marcado por dos factores: de un lado, la diversidad de escenarios posibles según los modelos de futura relación entre el Reino Unido y la UE tras la salida; de otro, los posibles avances en relación con la integración europea. Con todo, es importante ver la reacción inmediata desde la UE, con la cita de la Cumbre Europea la próxima semana. ¿Imperará la confrontación o un “divorcio civilizado”? ¿Asistiremos a cambios en Europa? Según Juncker: “no habrá renegociación” y varias voces desde la UE instan a iniciar el proceso lo antes posible, esperando que siga siendo un socio cercano en el futuro. Valls (Primer Ministro francés) insta a “inventar una nueva Europa”.

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Económicamente hablando, Reino Unido se llevaría la peor parte de la ruptura, con previsiones que apuntan a recesión de corto plazo, e impacto negativo pero más limitado en la Zona Euro. S&P estima en un 0,5% el menor crecimiento de la Eurozona en 2017 por el Brexit.

En positivo, aunque esperado, el apoyo de los bancos centrales que ya han empezado a actuar, y que seguirán coordinando sus medidas, apoyando vía liquidez a instituciones y mercados. BoJ, BOE, BCE, …Bancos centrales cuya importancia puede no ser la de 2008-2009, pero que juegan el papel de corto plazo de “cubrir el hueco dejado por los inversores” y de tranquilizar al mercado. Nowotny “el pánico no está justificado, ni es comparable a la caída de LEHMAN”. Comunicado del BCE que muestra disposición a proporcionar liquidez en euros y otras monedas e insiste en un mensaje de fortaleza del sistema bancario en términos de capital y liquidez. • ¿Afecta este evento a las políticas monetarias, más allá de las medidas de liquidez? Creemos que la inestabilidad llevará a tipos bajos más tiempo en Europa, sin que sea descartable que el BOE eventualmente recorte los tipos. FED a la que ya pesó el riesgo Brexit en junio y que, sin duda, marcará también su corto plazo.