La inversión extranjera directa es uno de los motores del desarrollo económico, con un efecto multiplicativo sobre el sector receptor considerable. Son flujos de inversión financiera o productiva que permiten el crecimiento de determinados sectores o de una economía en su conjunto.

Sólo en 2011, la inversión extranjera directa (IED) supuso 1,5 billones de dólares (billón europeo, con lo que estaríamos hablando aproximadamente de entre 1,1 y 1,2 billones de euros). Como suele pasar en los periodos de incertidumbre o de crisis, la IED se redujo en 2009. Tras un leve incremento en 2010, en 2011 recuperó los niveles anteriores a 2007 al crecer un 17%. No obstante, aún está lejos de los casi dos billones de dólares de 2007.

España recibió 25.000 millones de dólares durante el pasado año. El país receptor de más IED fue Estados Unidos, acaparando el 14% del total, mientras que China ocupa la segunda plaza con un 8,2%. Y es que los países emergentes son fuertes receptores de IED, de hecho reciben ya el 50,07% de la IED mundial. Por eso, la privatización de YPF en Argentina puede suponer un problema grave para su desarrollo económico a largo plazo.