Trump tuvo ayer el primer reconocimiento implícito de su derrota electoral al aprobar este lunes el proceso de transición hacia la nueva administración del líder democrático Joe Biden. Trump instruyó a su equipo para que coopere con el nuevo presidente electo. El gesto parece ser algo definitivo, pues en paralelo, Trump agradeció a la titular de la Administración de Servicios Generales, Emily Murphy, por su “firme dedicación y lealtad». Luego, le recomendó que su equipo «haga lo necesario con respecto a los protocolos iniciales» de manera tal de realizar la transición.

Por su parte, Biden celebró la decisión del presidente de recomendarle a las autoridades que inicien los protocolos destinados a emprender una «transferencia de poder pacífica».

Lectura de mercados

Siempre es bueno finalizar una situación de bloqueo político, especialmente si, como la mayoría temía, esta pudiera mutar en una especie de escaramuza legal y desórdenes civiles. Por suerte, las instituciones norteamericanas han puesto los puntos sobre las íes, dejando clara la fortaleza de sus procesos y, lo más importante, dejando patente que muchos de los temores eran inmotivados. Así pues, se acaba la era de una presidencia de carácter errático, y nos encaminamos hacia una era más predecible en donde las formas (y muchos aspectos del fondo) también cambien. ¿Suficiente para soportar el mercado? Bueno. No lo sé. Pero sí sé que la actividad inversora requiere de un entorno/ambiente predictibilidad, y convendrán conmigo si digo que, en eso, al menos, hemos ganado .

A las buenas noticias desde el frente político debemos añadir otras en el plano macroeconómico, y es que a modo de tormento para los negacionistas de la recuperación en “V”, los datos siguen mostrando una economía USA que se recupera.

 La aceleración de la producción manufacturera en octubre sugiere que, tras la recuperación más amplia de los últimos seis meses, el sector fabril sigue recuperando terreno perdido. De cara al futuro, observamos que los niveles de inventario siguen aún bajos, lo que nos invita a pensar que la producción puede continuar aumentando durante los próximos meses (incluso si la recuperación del consumo se tambalea).

Los consumidores redujeron algo el ritmo de sus compras en octubre, hasta el +0.3% m/m, pero eso es compatible con nuestra proyección de un crecimiento 4Q20 del +7.5% saar.

 De cara al futuro, todo va a depender de si los estados imponen nuevas restricciones tras el repunte de casos diarios de infecciones, o si por el contrario, con la aprobación de urgencia de la vacuna de Pfizer, deciden convivir durante un corto periodo con el Covid.

Se respira una sensación de cierta normalidad en la economía, y de que “el golpe se ha parado”. Como si se hubiera logrado estabilizar la situación y nos encontráramos ahora fuera de peligro. El Tesoro USA y la Fed también parece pensarlo, tras su decisión de no extender la mayoría de las facilidades de préstamos de emergencia de la Fed más allá de fin de año. El resto de los programas de mejora de seguros al desempleo a finales de año también expiran. Si bien algunos piensan que esto puede suponer golpe para los ingresos de los desempleados, y por lo tanto para la economía, yo prefiero verlo como otra señal de normalización.

Así pues, se cierra una era más inestable, al parecer con una transición pacífica, y que viene acompañada de un entorno de datos favorable. ¿Podíamos pedir más?