Los fondos cotizados o ETFs son fondos de inversión que cotizan en bolsa, con la operativa de compra y venta de acciones igual que sobre cualquier empresa. Se conocen por su acrónimo en inglés, ETF (Exchange Traded Funds).

Las participaciones de estos fondos son negociadas en el mercado de valores como si se tratara de las acciones de cualquier empresa. Los fondos cotizados tienen una cartera que busca replicar el movimiento de un determinado índice, que puede ser de renta variable, renta fija, materias primas o de divisas. De esta manera, un inversor puede invertir en el movimiento del Ibex-35 o de Bonos del Tesoro como si estuviera comprando acciones de cualquier compañía.

La inversión en ETFs se producen en el mercado secundario, y sus características se equiparan a la compra de acciones de cualquier compañía cotizada. La cartera debe estar diversificada, ser transparente, y las participaciones reflejan constantemente la evolución de la cotización y son muy líquidas.

En España deben obtener la autorización de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para funcionar.

Los ETFs generalmente, salvo excepciones, están destinados a inversores con un perfil de inversión arriesgado, que optan por una gestión pasiva de su inversión, puesto que se limitan a apostar por la evolución de un índice, si bien no son incompatibles con la gestión activa de la cartera.

Son inversiones atractivas, pues son por definición diversificadas, son sencillas y transparentes, con poco coste y riesgo y emiten dividendos.