Los datos de estos días, PMI manufacturero 62,1 y dato final del ISM manufacturero, mantuvieron las expectativas de crecimiento económico en el plazo de los próximos tres meses. De particular interés fue el dato de precios pagados del ISM que se mantuvo muy alto (88) espoleado por las expectativas de precios de componentes e inputs para la industria presionados. La nota negativa la puso el componente de empleo que quedó por debajo de lo esperado (50,9). En una economía data-dependiente, en lo que queda de semana serán relevante los datos de empleo no agrícolas.

Mientras, los diferentes miembros de la Reserva Federal hablaron sobre el Libro Beige de la FED:

(a) Brainard hablo del reto de una economía con inflación y desempleo elevado.

(b) Kashkari indicó no estar preocupado por una inflación que nos está aquí para quedarse.

(c) Bullard señaló que el mercado laboral está más fuerte de lo que parece.

Con estas cuestiones encima de la mesa el próximo día 10 de junio, cuando se publica el dato de inflación en EEUU, se antoja como otro momento relevante en la definición del apetito de los inversores por el riesgo. Aunque es pronto, las simulaciones apuntan a tasas generales y subyacentes altas (>4,5% y del 3,0% respectivamente). Con el treasury anclado estas semanas en el entorno del 1,6% y el mercado esperando el inicio de las reflexiones sobre el tapering del FOMC en verano, unas lecturas elevadas reverdecerán, previsiblemente no sólo las discusiones sobre el inicio del fin de los estímulos monetarios, si no sobre el carácter estructural o temporal de la inflación. Los escalones estadísticos del petróleo y otros elementos nos hacen prever un 2022 con titulares menos agresivos.