En diciembre de 2010 se aprobó el nuevo marco de regulación financiera, más conocido como Basilea III. En ese momento, los expertos de la European Banking Authority (EBA) y los miembros del Comité de Basilea acordaron que realizarían un seguimiento semestral del sector para comprobar si las entidades se están adaptando a esta nueva norma.

En resumen, podría decirse que la normativa establece mayores requisitos de capital para las entidades financieras con el objetivo de evitar sucesos como los que vivimos tras la quiebra de Lehman Brothers. Finalmente, Basilea III entró en vigor en enero de este año, aunque no estará totalmente implementada hasta 2019.

Así, el capital de los bancos más importantes del sistema financiero debe situarse en el 9,5% antes de que acabe el año. Según el último informe semestral, recientemente publicado por la EBA, a 30 de junio de 2012 los bancos más importantes del mundo habían avanzado en los últimos meses, aunque aún no están cerca de ese porcentaje.

En conjunto, los principales bancos del mundo necesitarían aumentar su capital en 208.000 millones de euros para cumplir con Basilea III. Según este informe de la EBA, para hacer frente al mínimo del 7% que se les exigirá en 2018 todavía les faltan casi 176.000 millones de euros, es decir, casi la mitad de los beneficios que han reportado estos bancos en 12 meses.

Los bancos europeos tenían a comienzos de verano un capital medio de 7,7%, si se contabilizara con los criterios de Basilea III. Ese porcentaje subiría hasta el 11,1% con los criterios actuales. En conjunto, los bancos del viejo continente necesitarían aumentar su capital en más de 112.000 millones de euros.