Los expertos de Andbank analizan el por qué de la acogida que los mercados financieros han brindado al nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y hacia dónde pueden ir futuros movimientos. Fernando Hérnández, gestor de IICs de Andbank, lo explica en este vídeo

Las elecciones americanas son el tercer evento electoral del año que termina al revés de lo que las encuestas señalaban. Además, se trata del ¿cuarto? momento de repunte de la volatilidad en un año tremendamente complicado (febrero con la caída del petróleo a la cabeza, el Brexit, Deutsche Bank y Trump, si nuestra memoria no falla). Sin embargo, como al mercado le gusta hacer, nada es como parece. Las previsiones de los momentos posteriores al resultado que daban a Trump como ganador, se han quedado en nada. Al menos en el día D+1.
Por todo ello, conviene alejarse y tomar perspectiva, porque después de los mencionados sustos del mercado, todos vamos aprendiendo la lección. De hecho, a diferencia del Brexit, los inversores estaban muy cubiertos, ante la posibilidad del resultado menos deseado. Esta puede ser una de las explicaciones al resultado de ayer en las Bolsas y en las divisas.
Lo primero que se puede señalar es que el mercado afronta la situación en una mejor situación que en junio. Los datos adelantados han mejorado en todo el mundo, el comercio se ha recuperado y los resultados empresariales hacen lo propio. La lectura que ha hecho el mercado es que Donald J Trump, sin entrar en mayores interpretaciones, no es anti-crecimiento. Bien al contrario una mayor expansión fiscal puede llevar a acelerar la recuperación de los precios y a que los tipos puedan subir. Esta corriente va en el mismo sentido de lo que ya estaba ocurriendo anteriormente.
Por ello, las decisiones tomadas antes del 8N a largo plazo siguen siendo válidas: mejor Bolsa que Deuda (ojo con los tipos de interés; el Dólar puede seguir teniendo recorrido, en este contexto, hasta 1.05; Europa puede hacerlo mejor si los tipos al alza ayudan a los bancos (que pesan más en los índices del viejo continente). Los emergentes vivirán pendientes de la divisa americana. No les conviene que suba con fuerza, aunque el crecimiento de re-flación los debe sustentar.
Sólo a nivel sectorial puede haber ciertos matices respecto a la situación anterior al martes 8. El sector automovilístico, uno de nuestros favoritos, puede tener dudas sobre el proteccionismo (teórico) que pueda implementar Trump. Las empresas farmacéuticas pueden tener más recorrido con Trump que con Clinton. El sector de materiales, así como el de infraestructuras podría ser uno de los ganadores (aunque Clinton tampoco les hubiera venido mal). Como decíamos antes, si los tipos suben los bancos lo podrían hacer bien (mejor que el resto de mercado).
Lo más importante es no perder de vista que hasta el 20 de enero, no habrá nuevo gobierno. No será hasta entonces cuando conozcamos la verdadera cara de los nuevos representantes elegidos. Mientras tanto, la economía es un gran transatlántico que no cambia su rumbo con facilidad y las dinámicas anteriores al 8N eran positivas. Es importante gestionar con los datos macro y micro y no a golpe de votación. La herencia recibida por Trump, tanto en empleo como a nivel empresarial es sólida.