Publicado en queaprendemoshoy.com

María Muñoz es una de las mejores expertas en mercados financieros de toda España. Con una dilatadísima experiencia como asesora financiera en Inversis, narra la actualidad bursátil y comparte las noticias con un espíritu educativo y formador, a diario, con los miles de seguidores que consecha en sus redes sociales.

Hemos tenido la oportunidad, en Qué Aprendemos Hoy, de ponernos en contacto con ella para que nos dé su opinión (y, sobre todo, su explicación) a algunos eventos de máxima actualidad en los mercados y de una relevancia vital. A parte de haber demostrado, con nosotros, su profesionalidad y su amabilidad, ha sabido darnos justo las respuestas que todo inversor hoy en día se está preguntando.

Para empezar… Estados Unidos cerró hace poco tres días en negativo, ¿se empieza a agotar la magia de la QEIII?

Leo el enunciado de esta pregunta y me sonrío. No es magia, es droga. El mercado lleva desde 2009 recibiendo su particular dosis de liquidez y en cuanto se insinúa que puede retirarse y que no es para siempre, le entra el mono.

Los mercados han vivido estos últimos años obsesionados con los bancos centrales. Una insinuación de abandono les hace pasarse de frenada.

Fíjense que ni siquiera la FED ha dicho que fuera a retirar los estímulos mañana ni de golpe. Y fíjense también que el trasfondo del mensaje de Bernanke es positivo: habrá una retirada de estímulos paulatina y condicionada a una mejoría de indicadores económicos si las cosas siguen como hasta ahora. En resumen, porque mejora la situación y la crisis es menos crisis, se  estrechará en un primer momento los estímulos monetarios (se habla de finales de 2013) para retirarlos después (2014).

Lo que ha asustado a los mercados ha sido que se haya concretado ese momento, se le ha puesto fecha al fin del QE y, pese a ser una buena noticia, se ha producido el efecto contrario.

Creo que la reacción del mercado es en exceso pesimista pero la entiendo, a medio-largo plazo la situación volverá a la normalidad.

Sólo quiero hacer una última puntualización: el S&P estaba en 673 puntos en 2009. La FED empezó en esa fecha con sus QE: ahora tenemos al S&P en los 1.600 puntos. Nadie se quejó de la gigantesca subida del índice y eso que ha sido del 170%. Tampoco deberíamos quejarnos ni sorprendernos de lo que pasa en cuanto se huele la retirada de estímulos.

Centrándonos más en los movimientos expansivos de los Bancos Centrales, ¿son realmente efectivos para los mercados?

Los estímulos monetarios y las políticas laxas se celebran como algo bueno cuando sólo son efectivas y benefician a las bolsas y a la inflación. Si es eso a lo que nos referimos como “mercados”, sí.

Creo que es necesario recordar al lector que las políticas de estímulo, establecidas por los bancos centrales y reclamadas por determinados sectores de la sociedad como si se tratara de la “la-única-solución-a-nuestros-problemas”, son deuda. Deuda que no apoya el crecimiento económico, ni genera el esperado “efecto riqueza” y que además genera inflación.

Nos olvidamos muy rápido de las consecuencias desastrosas que tiene el imprimir dinero de la nada, baste a modo de ejemplo lo ocurrido con la República de Weidmar en 1920. Y a pesar de que se trata de inflar burbujas y se comprueba que estas políticas no funcionan, aún escuchamos la justificación de “imagínate si nos las tuviéramos. Sin ellas hubiera sido peor.”

Entonces, ¿las subidas de la bolsa repercuten en la economía real? ¿Bajo qué condiciones?

Con lo que hemos contado en las dos preguntas anteriores, me temo que la respuesta es no.

¿Acaso se ha acabado la crisis, se ha reducido el paro y se ha abierto el grifo del crédito a las empresas y familias teniendo a la mayoría de los índices mundiales en máximos históricos? No, me temo que las subidas bursátiles producidas por una burbuja de liquidez, no mejoran la economía real.

Cambiando de tercio, ¿qué recomendarías a alguien que quiere invertir pero que aún no conoce mucho de los mercados financieros?

Le diría que se informara bien, que buscara la opinión de profesionales dedicados a este trabajo. Que acuda a entidades especializadas e independientes donde no vaya a surgir ningún conflicto de interés entre lo que se cuenta/recomienda al cliente y lo que el banco tiene que “vender”.

Le diría que se preocupara de dónde pone su dinero, que estuviera bien informado y que no espere nunca a que alguien (sea Banco Central o Estado) venga a salvarle cuando existan problemas. Uno debe ser independiente para tomar decisiones y responsable para asumir sus consecuencias.

¿Recomendarías una gestión más activa (trading diario) o más pasiva (más a largo plazo)?

El tipo de gestión siempre va a depender del tipo de cliente, del horizonte temporal en la inversión, de sus necesidades de liquidez, de su aversión al riesgo.

Lo adecuado es hacer una planificación financiero-fiscal del patrimonio del cliente, esa es la base para no cometer errores futuros como con los que nos encontramos actualmente.

En esa buena planificación podemos encontrarnos con los dos tipos de gestión, para diferentes porcentajes del patrimonio gestionado y siempre y cuando tengamos en cuenta las características del cliente.

Centrándonos más en la economía real, ¿cómo le ha afectado a España estar en la Unión Europea?

Pertenecer a la UE ha permitido a España modernizarse, fortalecer su economía y adquirir una mayor relevancia  en el escenario internacional. Los españoles hemos adquirido nuevos derechos y un sinfín de oportunidades, para vivir, estudiar o trabajar en cualquiera de los Estados miembros, gozando de los mismos derechos que sus conciudadanos europeos.

La España de hoy no puede entenderse sin Europa. La integración en Europa ha supuesto una nueva forma de entender la política, la economía y el día a día de los ciudadanos. A su vez, España se ha convertido en un miembro imprescindible de la UE, cuyos ciudadanos han mantenido un firme espíritu europeísta a lo largo de estos años y cuya representación política en las instituciones europeas se ha caracterizado por un papel activo y solidario con el resto de los Estados miembros.

Se habla mucho, volviendo a los Bancos Centrales, de las exportaciones españolas, ¿sería buena idea devaluar la peseta un 40% – por ejemplo – si no estuviéramos en el Euro?, ¿porqué?

Podría ser una buena solución ya que la devaluación tiene un punto positivo y es que, dado que la moneda nacional tiene menor valor se pueden propiciar las exportaciones: los países extranjeros tienden a preferir el comercio con países cuya moneda está devaluada. Si se aprovecha el aumento en las exportaciones, puede resultar beneficioso para el país.

Aun así, una de las consecuencias inmediatas de una devaluación consiste en el encarecimiento de las importaciones, puesto que la divisa nacional tiene un menor valor frente a la divisa extranjera, se requiere de más dinero para importar tanto bienes como servicios.

Ya que el dinero que percibimos sigue siendo el mismo, pero éste dinero ha perdido valor a nivel internacional, en nuestra economía personal la devaluación se ve reflejada en un aumento en los precios de ropa y calzado importados, productos alimenticios de origen extranjero, viajes, servicios de telefonía, entre otros.

Pero no estamos en la peseta… así que tenemos que ganar competitividad con otro tipo de devaluación, la interna a través de la rebaja de los salarios por ejemplo.

¿Crees que el Euro sobrevivirá?, ¿le ves como una moneda fuerte?

El Euro sobrevivirá y creo que se trata de una moneda fuerte. Pero no bajo cualquier condición, se ha de seguir avanzando en la consolidación fiscal y en las políticas comunes.

Mi visión ha cambiado bastante en los últimos meses, es cierto que el año pasado en estas fechas la ruptura de la unión monetaria y la supervivencia del euro estaban encima de la mesa. Se dieron, mal y tarde, algunos pasos hacia una nueva Europa. Al menos se creó una nueva “hoja de ruta” para avanzar hacia una nueva y más Europa.

La ruptura de una unión monetaria es un hecho prácticamente inusual. El colapso del euro sería el peor escenario y el de mayor riesgo para la Eurozona, pero cada vez más organismos y expertos coinciden en que, bajo la estructura actual, el proyecto de moneda única no funciona. Hay que seguir avanzando y creo que en ello están nuestros dirigentes.

Terminando con el capítulo de la Unión Europea, ¿le compensa a los países del sur seguir en la UE?, ¿y a Alemania?

Es una cuestión que no me planteo. Pienso que sí compensa ya que salir del euro supondría pocos beneficios (como la devaluación de la moneda para ser más competitivos y no tener que estar supeditados a un pacto de estabilidad lo que permitiría más libertad al gobierno de turno)  y muchos más inconvenientes, como por ejemplo:

–        Los inversores extranjeros demandarían un mayor interés por invertir en nuestro país y comprar nuestra deuda.

–        Los pagos al exterior se mantendrían en Euros, tanto los de particulares y empresas como los de nuestra deuda soberana

–        España quedaría excluida y saldría de la instituciones europeas, incluso podría dejar de poder recurrir al BCE.

–        Aumentaría (aún más la deuda pública) y sería más difícil colocarla en el exterior.

En definitiva, volver a la moneda propia dejando el euro, no garantizaría la estabilidad y traería más problemas que ventajas.

Finalmente, nos gustaría que nos dejases una perspectiva optimista sobre el futura de la economía, ¿hay alguna?

Sí, hay perspectivas optimistas: por una parte se espera que se ralentice la contracción económica y se prevé un crecimiento cero para el tercer trimestre del año. Las previsiones dicen que empezaremos a crecer ligeramente en el último trimestre o en el primero de 2014.

Este optimismo viene provocado por un aumento de las exportaciones por la mejora de nuestra competitividad y la caída de los costes unitarios. La llamada devaluación interna con la bajada de salarios y un mercado laboral más flexible. A esto hay que sumarle la consiguiente reducción de las importaciones que también se ha producido en España.

Otro punto para ser optimistas es la reducción del endeudamiento de empresas y hogares. El desapalancamiento es necesario para volver al ahorro, al consumo y al crecimiento.

El único que no está haciendo los deberes en este sentido es el Estado, y sería el punto negro que le pondría a la recuperación, con el aumento del endeudamiento público (y la velocidad del mismo).

Por último, otro punto a tener cuenta para ser optimista, es que la reforma financiera que está cada vez más cerca de su fin y se espera una mejora en  la productividad industrial.

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