La renta fija ha recibido flujos constantes durante el año, y particularmente intensos en la pandemia, aunque el ritmo parece desacelerarse e incluso se registran salidas recientes en High Yield. Repasamos algunos argumentos:

  1. Apoyo desde los bancos centrales: continuado y con algunas entidades “explorando” nuevos instrumentos de política monetaria como el control de la curva, tal y como reflejaban las Actas de la FED.
  2. Inflación, gran enemiga de la renta fija, no hace acto de presencia en las lecturas de IPC o en las declaraciones de los banqueros centrales, aunque en EE UU las
    expectativas de inflación sí han empezado a repuntar y también los flujos de entrada en bonos ligados a la inflación.
  3.  Mejora desde las revisiones de rating, desacelerando las revisiones a la baja y surgiendo algunas al alza: la publicación de resultados será un “baño de realidad” para confirmar las dinámicas y expectativas de flujos/deuda. Y también para ir ganando en visibilidad, ya que la dispersión en las estimaciones de quiebras sigue siendo elevada.
  4. La mejora en algunos segmentos ha sido especialmente intensa, como en el caso del Grado de Inversión americano, lo que invita a cierta cautela de forma táctica

De cara al verano, seguimos viendo valor particularmente en crédito europeo y periféricos, ambos muy soportados por el BCE y las expectativas del Fondo de Recuperación. Infraponderamos los bonos gubernamentales refugio a largo plazo, prefiriendo duraciones intermedias.