Publicado en Bolsamania.

Como cada primer jueves de mes, las bolsas se preguntan si el Banco Central Europeo (BCE) va a actuar para, llegados a este escenario de “brotes verdes”, apuntalar la recuperación económica de la Zona Euro. El consenso está muy dividido ante la posibilidad de una bajada de tipos o sobre la puesta en marcha de otras medidas en un entorno de baja inflación y limitado crecimiento económico. El debate reside en si la Zona Euro se enfrenta al peligro de la deflación y, por tanto, el BCE debe actuar para contenerlo, o si se encuentra en un periodo de desinflación.

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE), se conoce como “deflación” al “descenso del nivel de precios debido, generalmente, a una fase de depresión económica o a otras causas”; mientras que el concepto de “desinflación” no está registrado. Casi resulta lógico que nadie entienda a Mario Draghi, el presidente del BCE, que se aferra a la idea de que, el actual es un periodo de desinflación, es decir, de precios bajos, no de deflación. La diferencia entre la deflación que temen aquellos que le piden al BCE que actúe y la desinflación que argumenta Draghi es que la primera implica que los precios decrezcan, es decir, que los datos de inflación sean negativos, mientras que la segunda solo indica que la inflación no sube, sino que baja, pero los precios siguen incrementándose. Ejemplo en cifras: si el IPC cae del 1,5% al 1% se produce desinflación, porque los precios caen respecto al nivel anterior, pero siguen subiendo. Para hablar de deflación tendrían que decrecer, es decir, que el IPC se sitúe en tasa negativa, como por ejemplo, el -0,1%.

En Inversis advertían la semana pasada que el BCE no ha resuelto aún su principal quebradero de cabeza, porque el crédito no fluye. “Muchos indicadores podrían apuntar a una mejora global de la Zona Euro, también en la periferia. Sin embargo, el crédito sigue sin fluir en la región, como mostraría la caída de los préstamos privados y el escaso crecimiento de la masa monetaria. Estos datos añadirían más presión al BCE”.

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