Elaborado por Juan Luis García Alejo, director de Análisis y Gestión de Inversis Banco, en su blog Rage Against The mARKETS (RATm).

Dedicado a mi cuñado Enrique Sierra con cariño.

Uno de los lugares comunes donde reverberan las voces de buena parte de los defensores de las tesis más abiertas en economía, miembros de la escuela austríaca, liberales del Tea Party, etcétera es en el frontispicio de la actuación de los bancos centrales a lo largo de esta crisis: demasiado intrusivos, introduciendo demasiadas distorsiones monetarias. La “connivencia” de las autoridades monetarias con los gobiernos a la hora de “manipular” la creación de dinero ha sido en su opinión indebida. Y también lo es el grave riesgo corrido por ambos agentes al hacerlo al amparo de un sistema puramente fiduciario. El corolario de algunos de estos pensamientos se sitúa en la defensa de la vuelta del patrón-oro. Ríos de tinta se han vertido sobre este particular y detrás de cada posición hay un debate metodológico profundo. Pero…, no me vale la equidistancia. Hay que posicionarse: no creo que la vuelta al patrón-oro resuelva los males que preconiza. En todo caso, mi respeto por la posición contraria.

Sobre qué me lleva a posicionarme de tal forma se basa en varios argumentos. Hoy toca hablar de los relativos a la construcción de la oferta.

La oferta limitada del bien que sirve de patrón, el oro, es deflacionista. Uno de los mayores retos que comporta la adopción de un sistema monetario basado en una oferta limitada de la unidad de cuenta es que al definirlo de forma cerrada tiene, se quiera o no, efectos deflacionistas. Este efecto se repite de forma íntegra en el caso de la creación de algunas criptomonedas, tal es el caso del bitcoin. Lo que le faltaba a unas economías como las desarrolladas en un momento como éste es crear fuerzas deflacionistas. De no ser por la provisión artificial de oferta monetaria que han prestado los bancos centrales, el colapso que ha sufrido la velocidad de circulación del dinero podría habernos llevado de cabeza a otro 1929.

…attachment to the gold standard played a major part in keeping governments from fighting the Great Depression, and was a major factor turning the recession of 1929-1931 into the Great Depression of 1931-1941… Commitment to the gold standard prevented the Fed from expanding the money supply in 1930 and 1931, forcing President Herbert Hoover “into destructive attempts at budget-balancing in order to avoid a gold-standard generated run on the dollar“ Bradford DeLong, economista Universidad de Berkeley (1996)

Otro problema es el de los desplazamientos de la curva de oferta ¿Qué pasa si aparece oro de forma no esperada en el sistema? El oro en la Tierra es una cantidad semi-fija, cuya oferta varia de una forma predecible dentro de un rango esperable. No todo el oro se ha descubierto, no todo el oro se ha extraído. Pero cabe imaginar que debido a nuevas técnicas de extracción, por ejemplo, la oferta creciera de forma inopinada, de forma exógena ¿Quién controla esto? Nadie. Y esto no es inocuo para el sistema, en especial si ha optado por un sistema de fijación de precios oro-divisa inamovibles. Si los creadores de bitcoin decidieran de repente duplicar la oferta máxima debitcoins a emitir, ¿qué ocurriría?… No hay que ser adivino, ¿no? Bueno, propugnar que el patrón-oro es la norma es una decisión que implica desplazar la capacidad de controlar la oferta monetaria desde los bancos centrales a las compañías de minas y a los eventos de prospección afortunados. Es decir, privatizamos la decisión de control de la oferta a favor de las compañías dueñas del recurso. No me convence. ¿Ustedes estarían más tranquilos?.

Lee el artículo completo en Rage Againts The mARKETS (RATm)