Esto es vida. Ha llegado la primavera, no sólo en El Corte Inglés. Hace sol y estoy dispuesto a pasar una buena tarde de sábado en la terraza de mi apartamento. Para esto, ¡hay que prepararse! Y por eso me estoy preparando un Bloody Mary Pedroñeras Style. O en castizo: un gazpacho con un chorrito de vodka y un toque de salsa tabasco… Rico, rico y con fundamento. Todo era plácido hasta el sexto trago, momento en que algo ha conseguido cambiar mi estado de ánimo. En mi iPod suenan a todo trapo los Coldplay y el cacharro ha cargado el vídeo Paradise. Al ver a Chris Martin disfrazado de elefante de peluche caminando por la calle y luego por la sabana africana se me ha helado la sangre… ¿Y si lo viera el Rey? La mente va más rápido de lo que debe. Mi subconsciente empieza a asociar ideas a velocidad de vértigo: Chris Martin, elefante, el Rey, cacerías…Y se me cae de la mano el Bloody Mary Pedroñeras style mientras veo una bala del calibre 458 Winchester Mag. salir de un gran rifle que va directo al entrecejo del inglés disfrazado de proboscideo peludito…Después llantos y perdones. Tengo que dejar de beber. O quizá de ver El Gato al Agua.

Demasiada tensión acumulada. ¿Por qué algunos siempre van con rifles y otros vamos disfrazados de elefantes de peluche? ¿No habíamos quedado en que teníamos un contrato social con el que todos nos íbamos a ayudar? Parece que no. Que si tienes nómina, tu parte del contrato incorporaba una letra pequeña que debiste leer. A saber. Los dos grandes factores de producción que conozco son el capital y el trabajo. Si ustedes están leyendo esto, la probabilidad de que estén en el segundo grupo es muy alta. Quienes obtienen rentas del trabajo en España suelen estar caracterizados por la escasa propensión a la movilidad geográfica. Menos de un 1% de trabajadores de los 17 millones de cotizantes han decidido cambiar de comunidad autónoma para trabajar; menos mal que tenemos un 24% de paro. Sea por voluntad propia (¡si ya vivo muy bien en mi ciudad!) o porque los condicionantes personales lo impiden (tengo mujer, cuatro hijos, suegra y amante), lo cierto es que el factor trabajo no se mueve. Quizá si el trabajador tuviera alguna motivación o ayuda pública… NO, NO y NO! Repítanlo alto y claro, con tono neoliberal; como si lo dijera Carlos Rodríguez Braun, ¿qué es eso de incentivar a la gente para que tenga trabajo a costa del erario público? Y el factor trabajo tampoco se reinventa.

Si en algún momento de la historia se está produciendo un cambio tecnológico acelerado que hace obsoletos muchos conocimientos de los trabajadores, ese momento es éste. Una continua puesta al día de conocimientos, tendencias y aptitudes ayuda a que oferta de trabajo y demanda de trabajo se encuentren más fácilmente. Pero, es que aquí también hacemos las cosas de aquella manera. Sólo hay que entrar en las páginas de cualquier sindicato (beneficiarios éstos como lo es la CEOE de los fondos para Políticas Activas de Empleo) y ver qué tipo de cursos están dando: capacitación para trabajo vertical, soldadura de arco eléctrico, apoyo social,… ¿pero no se trataba de orientar a la gente a aquellas bolsas de empleo vivas o con futuro? Un único curso de veintinueve ofrecidos para manejar un ordenador en un caso que acabo de consultar… Pero, a lo que voy: que si tienes nómina, Hacienda te tiene cogido. El currito medio español es la vaca lechera de Hacienda. Los paganinis del sistema.

¿Y si usted es dueño del factor capital? Pues entonces, las cosas son algo distintas. Tanto en su versión física (inversión directa), como en su versión pecuniaria (“billetaje”) se trata de un factor con una propensión a la movilidad algo más alta. Y lo más relevante, uno de los elementos críticos para decidir el dónde, es la cuestión fiscal. Una nueva fábrica o una nueva empresa pagando impuestos en el territorio de un político siempre es una agradable noticia para éste; pero, también poco frecuente. El empresario subasta su ubicación a cambio de dádivas fiscales o regulatorias. Este extremo llega al punto de lo que se ha dado en llamar dumping fiscal. La competencia entre territorios fiscales por motivos impositivos está a la orden del día. ¿Qué no les viene a la cabeza ningún caso? Permítanme: • Límite geográfico entre la provincia de Madrid y Guadalajara, ¿cómo se ha tratado a las empresas que se han instalado a un lado y a otro de la línea imaginaria que separa ambas provincias? Vean la diferencia en número de naves a ambos lados de la línea. • El milagro del Tigre Celta, Irlanda. Esta vez no ha mediado ningún monarca armado en la caída de este animal salvaje. Pero antes de su caída, uno de los grandes éxitos de este país radicó en ofrecer tasas impositivas bajísimas a las empresas allí residentes, que acudían como moscas a la miel para instalarse en el país. • Adelson. ¡Cómo se tiene que estar divirtiendo mientras subasta entre Madrid y Catalunya la instalación de EuroVegas en una u otra ubicación! Casi parece de chiste de El Jueves. …Pues yo te ofrezco suelo gratis…. Y yo una modificación de la normativa para fumar… Y yo… Y yo… Qué puede llegar a ofrecer un político para conseguir el maná del mangante americano….¡perdón! quería escribir magnate (ha sido un error tipográfico). Vamos, que desde un punto de vista de política fiscal el capital tiene “trato de favor”. Ah! Y una vez en marcha, la eterna amenaza del dueño de la fábrica… Oye, tenéis que bajaros los sueldos o me llevo la planta a Marruecos… Ya les estoy oyendo: pero es que el capital crea empleo. Hombre, y yo también; que cuando pago mi Coca-Cola, pago un IVA que va a las arcas del Estado para que invierta, por ejemplo.

Ser paganini tiene estos efectos secundarios. ¿Por qué no abordamos de una vez una línea de trabajo que acabe con los defraudadores? España tiene una economía sumergida de unas dimensiones colosales. Siempre recurrimos a signos externos para ilustrarlo: inconsistencia entre la actividad registrada (PIB) y la que se derivaría de los datos de consumo de energía eléctrica. O el flagrante de la tasa de desempleo. Cómo es posible que España haya alcanzado en 2007 su tasa de pleno empleo con niveles de paro del 8,3% de la población. Porque les recuerdo que esto ocurrió en 2007 y por aquel entonces era virtualmente imposible contratar a nadie sin pagar barbaridades. Si con el país a toda máquina teníamos un 8% de paro… es que algo está mal. Pónganlo al contrario, si el país con un 24% de desempleo no está al borde de una revuelta social… es que hay mucho oculto. En fin…, una lástima. Me voy a la cocina a por una bayeta para recoger los restos de mi Bloody Mary Pedroñeras Style. Me consuela que mi destino siempre podría haber sido peor, ¿y si hubiera sido elefante de peluche en Botsuana?