Tras una temporada en las que la volatilidad parecía olvidada para los activos de riesgo y concentrada en la renta fija, cerramos la semana de Acción de Gracias con fuertes caídas en la renta variable y búsqueda de efecto refugio…


¿A qué obedece lo anterior? La explicación inmediata es la vuelta de los temores en relación con el COVID, en un momento de
escasa liquidez en mercado ante la festividad americana.

  • Si bien el mercado había ignorado mayoritariamente la nueva ola en Europa (confinamiento en Austria y otros países, fuerte subida de los casos en Alemania, nuevas restricciones en Francia), se fija ahora en la aparición de una nueva variante, COVID B.1.1.529. La información a la fecha es escasa: origen en Sudáfrica, apenas 100 casos, pero descrita por los científicos como muy diferente a las previas, y en ese sentido preocupante. La OMS ya ha anunciado que celebrará una reunión de emergencia para debatir sobre la nueva variante. Mientras, la reacción de algunos países (Israel, Reino Unido) no se ha hecho esperar, imponiendo restricciones a los viajeros procedentes de varios países del continente africano. COVID que sigue siendo el principal riesgo según la responsable del FMI.
  • Una vez reconocida esta incertidumbre, creemos que la falta de profundidad de los mercados ante el cierre de los índices americanos que celebran su fiesta “grande”, pesa mucho en los índices asiáticos y europeos, lo que podría lanzar un mensaje distorsionado de gravedad de la situación.

¿Qué hacer?

  • Ante caídas fuertes, siempre prudencia, mucho más si vienen acompañadas de escasa liquidez. Seguiremos de cerca la evolución del COVID B.1,1.259 y el regreso a la actividad de los inversores americanos. La renta variable lleva un año extraordinario, sí, pero también justificado por la excelente evolución de los beneficios empresariales y las fuertes entradas de flujos.
  • Con algo más de perspectiva, mirando a 2022, la inflación es fuente de incertidumbre a nivel global, pero algunos de los factores que la han explicado este año perderían vigencia el que viene. Aunque la política monetaria está llamada a cambiar (particularmente en EE UU), las condiciones monetarias son y seguirán siendo favorables. No esperamos tampoco un descarrilamiento macro, sólo desaceleración en China. En suma, un panorama que dista de ser negativo para los activos de riesgo en general. Dicho esto, 2022 sí parece llamado a ser más volátil, más complejo.
  • En resumen, no nos parece momento de vender, sino de mantener la calma y, si las caídas continuaran, de buscar oportunidades para posicionar las carteras no sólo de cara a 2022 sino a largo plazo.