La banca española está siendo una de las grandes perjudicadas en el parqué debido a las dudas que rodean a España y al propio sector financiero, muy expuesto a los activos inmobiliarios. Además desde el Gobierno han exigido nuevas provisiones con el fin de lograr ajustar los balances al precio real de estos activos, lo que repercutirá en unos beneficios mucho menores a los logrados anteriormente, ya que se les exige cerca de 54.000 millones de euros en provisiones. Y todo ello en un contexto en el que se está llevando a cabo una reforma del sector financiero en España, que aún no ha llegado a su fin y en el que muchas entidades están apostando por integrarse, con lo que el número de bancos se está reduciendo en la actualidad.

La mayoría de las entidades financieras cotizadas en el Ibex han sufrido un fuerte castigo en bolsa, lo que las ha llevado a cotizar en mínimos anuales. Este es el caso de Santander y BBVA, ya que los dos grandes bancos españoles se encuentran en su nivel más bajo en bolsa en este año y están próximos a los mínimos que marcaron ambas en marzo de 2009, lo que muestra el castigo que están sufriendo en la actualidad, donde se han recrudecido nuevas tensiones.

Esta situación también la vive el Ibex, uno de los índices europeos más «bancarizados», en el que la banca española tiene un peso superior al 25% (sólo Santander supone casi un 13% del peso del índice) y que se está viendo claramente perjudicado por los descensos que sufren los bancos cotizados, llevando al principal selectivo español a la pérdida de los 350.000 millones de capitalización bursátil, cotizando en su nivel más bajo de los últimos años.