Los fondos de inversión son patrimonio separado, no están dentro de la masa sometida a concurso. No forman parte del balance de un banco. Es decir, que si  éste tiene problemas de solvencia, liquidez,… los fondos de inversión permanecen al margen. Los titulares de las participaciones pueden permanecer tranquilos.

En el ecosistema de la gestión de patrimonios hay que entender el rol que juegan los distintos participantes.

  • La entidad gestora. Su función básica, como no podría ser de otra manera, es gestionar. No es dueña de los activos. Actúa en los mercados financieros comprando y vendiendo activos conforme a un mandato estricto de política de inversión. Los eventuales problemas de una gestora no afectan al partícipe, más allá de los resultados que obtiene por la gestión de su patrimonio. Además, se trata de entidades reguladas con funciones de control de riesgos y auditoría que están separadas y ejercen la supervisión y tutela del resto de tareas.
  • La entidad depositaria custodia y es responsable de la integridad de los activos invertidos. En el caso de que tuviera problemas, los activos en los que invierte una IIC tampoco se verían afectados.
  • El comercializador, que simplemente actúa de intermediario. Los problemas del intermediario no se trasladan al comportamiento de la IIC.

¿Difícil de entender? No es desde luego un “ecosistema” sencillo”. Pero el partícipe es el rey. El caso por excelencia que conviene recordar y que demuestra esto es el de Lehman Brothers: su quiebra no afectó a los partícipes de fondos. En ausencia de fraude o engaño, ser partícipe es la vía para poder invertir de forma diversificada y permanecer al margen de la entidad con la que trabajamos.

Los riesgos que asumen los clientes de un banco en sus posiciones en cuentas corrientes o depósitos es totalmente diferente, ya que en último término estas dos figuras son una forma muy especial de acreedor. Son parte del pasivo. Este parte del patrimonio de un cliente sí se podría ver afectada de forma directísima por los problemas de solvencia o liquidez de una entidad. ¿Un fondo de inversión es más seguro, como vehículo, que un depósito? Sin duda.

Las instituciones de inversión colectiva gozan de un diseño jurídico que protege el patrimonio de situaciones de concurso o quiebra.

Lo que sí debe hacer un partícipe es escoger un comercializador que no le ofrezca dudas respecto a su solvencia. Y en este punto hay que profundizar en cuestiones como: el ratio de solvencia, el rating de la entidad, su grado de liquidez. Pregunte a su comercializador en qué niveles se mueve respecto a estos parámetros (si es que es un banco, claro).

Finalmente, escoger una entidad gestora que tenga experiencia, capacidad y resultados consistentes en el tipo de mandato que se haya escogido será lo más relevante, ya que de esta “materia gris” dependerá que su patrimonio obtenga los objetivos deseados.

Juan Luis García Alejo

Director de Análisis, Mercado y Producto de Andbank