Lo último que quería es ser analista en tiempos de crisis y aquí me tienen. Debo decir, no obstante, que no siempre es tan difícil como la frase anterior sugiere. Por ejemplo, en México, los inversores querían ver una crisis de confianza por una eventual victoria de Obrador y quizás ese acabe siendo un temor infundado. Muchos no saben que las elecciones de estos días en México eran unas de las más relevantes de las últimas décadas. No por los candidatos que se presentaban, que también, sino porque teníamos comicios para escoger presidente, diputados y senadores en las cámaras, y gobernadores locales. A las 11 de la noche el PREP, con recuentos preliminares, daba resultados y anunciaba la victoria clara de Obrador. También las primeras estimaciones en las cámaras daban un 38% al partido Morena de Obrador, pero como se presentaba en coalición con dos partidos (el PT de extrema izquierda, y la formación Encuentro Social, de extrema derecha), pues también ganó con mayoría en las cámaras. Y a nivel local, pues Obrador ganó en al menos 4 de las 9 circunscripciones. Si tuviera que escribir un titular, escribiría: “Obrador arrasa, mientras que el eterno PRI lo pierde todo”. Eso sí es poner la política patas arriba. Algunos inversores me llamaron nerviosos tras saber que la mayoría en las cámaras otorga a Obrador la capacidad de legislar en asuntos clave como el presupuesto. De hecho, AMLO (como conocen allí a Obrador) ya anunció ayer mismo que sacaría adelante un programa social para jóvenes en paro, etc. El problema es que no queda claro como financiará eso. Según él, reduciendo la corrupción, lo que aflorará un ahorro importante. Como me dice mi gente de México: ‘no luce muy claro’, por lo que es probable que ello desemboque en más déficit. ¿Un problema? Sí, pero de momento, no es serio si no se convierte en costumbre.
A pesar de esa mayoría en las cámaras, Obrador no puede afrontar reformas constitucionales, necesita 2/3 de las cámaras, si bien es cierto que uno de los deportes nacionales en México es cambiar de partido o alinear tu voto con la formación ganadora, lo que a priori dará una mayoría aún más fuerte a Obrador. Dicho esto, no esperamos muchos sobresaltos en materia de reformas constitucionales. En cuanto a nuestra perspectiva, nos gustó escuchar ayer al nuevo secretario de finanzas, Carlos Urzúa, de buena reputación y de discurso tranquilizador para el mercado. Las calificadoras están preparando sus conferencias y conclusiones pero, por el momento, no esperamos nada disruptivo en materia de decisiones económicas.
Recuerden que el presidente tomará posesión en diciembre, lo que nos deja ante unos cuantos meses en los que iremos conociendo nombres y propuestas, pero que por lo general, acostumbran a ser meses irrelevantes. Pueden ser meses para que el mercado se acostumbre.

Centrándome de nuevo en la figura de Obrador, me gustó especialmente el primer mensaje tras saberse ganador. Habló de garantizar la independencia del Banco Central (Banxico), mostró una postura pro-mercado y mantuvo intacto su posicionamiento entorno al TLCAN. Un tema ciertamente delicado. Sobre esta última cuestión del Tratado Comercial, no esperamos avances sobre su reforma en el 2018. Ya dijimos que los procesos electorales que se iban a celebrar en México y en los EUA suponían un alto en las negociaciones, que probablemente se retomarán en el 2019. ¿Cuál es la postura de Obrador respecto a las negociaciones? Hasta ahora, AMLO se ha mostrado dialogante. Hablaba en términos de mutuo interés. Decía que los EUA necesitan a México y viceversa. Si bien es cierto que no podemos descartar una guerra de tuits en un momento dado, la moderación mostrada por Obrador hasta hoy sugiere una voluntad de dar continuidad al TLCAN. Vemos a Obrador como un presidente centrado en cuestiones más domésticas, como programas sociales, etc., por supuesto tratando de evitar una reforma disruptiva del tratado comercial que suponga un coste para México en términos de inversión. Pero por el momento no lo vemos tomando la iniciativa de las negociaciones, sino más bien a la expectativa de lo que propongan desde los EUA. Cabe decir que ya se cerraron algunas negociaciones para el nuevo Tratado, aspectos que afectan a la simetría de salarios en sectores clave, medidas éticas y anticorrupción, pero los aspectos más políticos (como el porcentaje mínimo local y regional en los productos vendidos a los EUA) se tratarán en el 2019. El nerviosismo observado hoy en los activos mexicanos puede deberse a la incertidumbre inicial tras la victoria de Obrador, más amplia de lo que algunos esperaban. Pero el ambiente empresarial local ha dado muestras de mantenerse tranquilo con este resultado. A corto plazo, el comportamiento de este mercado dependerá más del panorama internacional (dólar, petróleo y guerra comercial), que de cuestiones domésticas en los próximos seis meses.

Saludos

Álex Fusté

Economista jefe