Valoración preliminar

En relación a la votación de ayer martes en el Parlamento británico, voy a ser expeditivo: si la libra esterlina rebotó con fuerza, significa que el escenario de ruptura desordenada está más lejos. Sí. Ese escenario que tanto preocupaba a empresarios e inversores es hoy menos probable; en cambio ha aumentado significativamente la probabilidad de que el Brexit se transforme en un interminable periodo de transición (lo que veníamos llamando Caso Noruega) o incluso, por qué no, que el proceso sea cancelado o ‘aparcado’. En ambos casos, la libra está llamada a seguir subiendo de valor; un aumento que puede ser significativo.

Con una visión práctica, lo acaecido ayer viene a construir ese escenario global que planteábamos en nuestro documento estratégico 2019, en el que algunos de los riesgos de primer orden que nos golpearon duramente en 2018, empiezan a deslizarse de encima de la mesa. Un Brexit desordenado constituía uno de esos riesgos, y lo visto ayer desdibuja tal riesgo. 

¿Qué espero ahora?

Algunos ven ahora el riesgo de nuevas elecciones. Yo no lo consideraría como tal. Puedo equivocarme pero los 118 rebeldes tories que votaron en contra del plan de Theresa May, casi seguro que no apoyarán al laborista Corbyn en su moción presentada hoy contra el gobierno.

El gobierno conservador pierde el control del proceso de negociación del Brexit, así lo corroboran los 230 votos de diferencia en la votación, cuando se esperaba un resultado de 100-150 votos en contra.

El Parlamento toma el control del proceso de negociación, probablemente mediante una comisión constituida por políticos senior de cada partido, y de posturas bien diferentes en lo que se refiere al Brexit. Ello probablemente redunde en alargar las negociaciones, así que tranquilos.

May pasará a adoptar el importante rol de ‘mensajera principal’ (que no es poca cosa).

¿Por qué me gusta la actual tesitura?

Una vez el Parlamento toma el control del proceso, las empresas sugerirán que se elimine toda posibilidad de salida sin acuerdo, lo que probablemente acabe en una revocación del EU Withdrawal Act. Si esto ocurre, se eliminaría de facto la salida automática el 29 de Marzo. Eso me tranquiliza.

En el corto plazo hay que estar tranquilo

Me han explicado que se han preparado nuevos procedimientos parlamentarios para legislar de forma que una revocación del Withdrawal Act no tenga que ser votado; lo que se agradece a estas alturas, y que esta nueva forma de actuar tiene el apoyo de laboristas, partidos de la oposición, el propio John Bercow, speaker en el Parlamento, docenas de conservadores e incluso la mitad del gabinete de May. Esto significa que la salida automática del Reino Unido el 29 de marzo dejaría de ser la ‘resolución por defecto’ en caso de no acuerdo, y eso ya es mucho.

A medio plazo, trazamos un escenario central

Una vez el ‘No deal’ deje de ser la opción por defecto, la pregunta es clara: ¿qué planteamiento saldrá de la negociación del Parlamento para el Brexit? Probablemente haya un acercamiento entre tories centristas y laboristas, lo que resultará en un Brexit más suave que el plan defendido por May. La ironía aquí es que los Brexiters de línea dura (e inteligencia racheada) que rechazaron ayer el plan de May, tendrán que digerir ahora un acuerdo aún más suave. Esto, señoras y señores, significa afiliación permanente al Customs Union y alineación estrecha con la regulación del mercado único (para solucionar el problema en la frontera de Irlanda). Algunas de las líneas rojas trazadas en el plan de May quedarán borradas; el Reino Unido quedará sujeto a las leyes de la UE. Lo único que me preocupa aquí es la sensación de traición al resultado del referéndum del 2016 y que puede difundirse por todo el país, lo que podría alimentar que muchos defiendan un nuevo referéndum. Pero este complejo análisis lo dejo para otra ocasión.

Efectivamente hay otras posibles ramificaciones (no hay nada sencillo ni simple en economía), pero todas ellas me llevan a pensar que el proceso del Brexit se extendería por un tiempo considerable, lo que exige que la fecha límite establecida para la salida el 29 de Marzo deba ser extendida por el Parlamento y la UE. Hay quien dice que la UE puede negarse a tal extensión, en tal caso el Parlamento británico siempre puede ejercer su derecho de revocar unilateralmente su notificación de salida de la UE; una opción confirmada por la Corte Europea. Sin preocupaciones ahí tampoco.

En resumen, quédense con estas dos ideas

1) La fecha del 29 de Marzo deja de ser una amenaza.

2) Gana fuerza el Norwegian-style soft Brexit. Un resultado al que particularmente me gusta referirme con el nombre de “Brexit in name only”.

Ambas ideas son buenas.

Cordiales saludos,

Álex Fusté

Economista jefe de Andbank