La Responsabilidad Social Corporativa, RSC, es la forma de conducir los negocios de las empresas, caracterizada por tener en cuenta el impacto que la totalidad de sus actividades generan sobre sus clientes, empleados, accionistas, comunidades locales, medioambiente y sobre la sociedad en general. Ello implica el cumplimiento obligatorio de la legislación nacional e internacional en el ámbito social, laboral, medioambiental y de Derechos Humanos, así como cualquier otra acción voluntaria que la empresa quiera emprender para mejorar la calidad de vida de sus empleados, las comunidades en las que opera y la sociedad en su conjunto.
A mediados de los noventa, organismos internacionales y diferentes estados acompañaron a la sociedad en un llamamiento al sector privado para la asunción de un nuevo modelo de convivencia y de gestión que permitiera dar solución y respuesta a una nueva realidad globalizada y cambiante. Bajo este marco, se establecieron los requisitos que se han mantenido a día de hoy en forma de 5 principios concretos, a saber:
- La RSC incluye el cumplimiento de la legislación nacional vigente y, especialmente, de las normas internacionales en vigor.
- La RSC es de carácter global, es decir, afecta a todas las áreas de negocio de la empresa y sus participadas, así como a todas las áreas geográficas en donde desarrollen su actividad.
- La RSC comporta compromisos éticos objetivos que se convierten de esta manera en obligación para quien los contrae.
- La RSC se manifiesta en los impactos que genera la actividad empresarial en el ámbito social, medioambiental y económico.
- La RSC se orienta a la satisfacción e información de las expectativas y necesidades de los grupos de interés.