Si el sábado fueron 57 casos confirmados en la ciudad de Pekín, el domingo fueron 49, y hoy lunes, las autoridades sanitarias han informado de 27 casos en Pekín. Parece que la tendencia de contagios en la ciudad de Pekín va a la baja.

Este episodio, que mantiene en vilo a medio mundo, supone también una gran oportunidad para conocer la respuesta a dos preguntas clave: ¿Se puede controlar un rebrote? ¿Cómo se hace?.

En los próximos días conoceremos la respuesta a ambas preguntas. Por el momento, lo único que podemos hacer es observar cómo lo están gestionando, y debo decir que lo hacen de una forma muy decidida. Les adjunto algunas de las medidas.

  1. El gobierno de Pekín ha movilizado a 100.000 trabajadores para trazar el brote (visitando a >200.000 individuos), hacer test, ordenar aislamientos a personas “contactadas”, vigilar el aislamiento e inspeccionar cadenas de oferta alimenticia en mercados y supermercados.
  2. Las personas consideradas de “alto riesgo” (por haber tenido contacto con los infectados), no pueden salir de la ciudad en 14 días, debiendo estar confinadas.
  3. Se han sellado 10 barrios más en la ciudad hoy, y ya son 29 barrios aislados. En algunos de estos barrios, se pretende hacer un test a todos los vecinos (son barrios de unos 40.000 habitantes)
  4. Los taxis no pueden salir de la ciudad tampoco, pues además de los 27 casos en Pekín, hubieron ayer 5 nuevos casos a nivel nacional (uno de estos 5 provenía de Pekín).

Es muy probable que con tales medidas, el episodio acabe controlado, ofreciéndonos las claves para una gestión efectiva de un rebrote.

La pregunta ahora es otra. ¿Serán capaces, el resto de países, de actuar tan rápido y con tanta contundencia?