El antagonismo entre fondos y depósitos es legendario y vuelve a cobrar protagonismo en momentos como el actual, en el que los tipos de interés en mínimos hacen que los depósitos rindan poco y pierdan el favor de los ahorradores, en muchas ocasiones en beneficio de los fondos de inversión, que acogen encantados ese dinero que ya no encuentra atractivo en los depósitos y busca alternativas donde obtener rentabilidad. En todo caso, el final del ciclo bajista de tipos de interés en Europa parece inminente así que la balanza puede volver a equilibrarse en breve entre estas dos opciones de ahorro e inversión, por lo que conviene conocer las ventajas de unos y otros.

Fondos de inversión, buena fiscalidad y diversificación

La ventaja fiscal es fundamental a la hora de decantarse por los fondos de inversión, ya que el inversor puede traspasar el dinero de un fondo a otro sin tributar en ese momento por las plusvalías, lo que supone una gran flexibilidad para poder mover el dinero en caso de que un mercado o activo no atraviese un buen momento y se prefiera optar por otro tipo de fondo. Así se puede ir generando una diversificación de las inversiones sin sufrir penalizaciones por el camino. Otro atractivo fiscal reside en la opción de compensar las ganancias con pérdidas de otras inversiones en la declaración de la renta.

La diversificación es otro de los alicientes que presentan los fondos de inversión, ya que existe una amplísima gama de opciones para invertir, de forma que el ahorrador puede elegir en función de la cantidad de capital que quiera invertir, el riesgo que quiera asumir o el horizonte temporal de su inversión.

Además, los fondos de inversión suelen considerarse más líquidos ya que el partícipe puede retirar su dinero sin penalización alguna, salvo en algunos casos muy concretos como los garantizados; en la mayoría de los fondos la liquidez es diaria.

Depósitos, seguridad y gastos controlados

Los depósitos están asegurados por el Fondo de Garantía de Depósitos hasta el límite de 100.000 euros por persona y entidad. En el caso de los fondos, el banco ejerce solo de intermediario, las participaciones adquiridas son propiedad del cliente (inversor), por lo que el dinero invertido queda fuera del balance de la entidad. Los partícipes de fondos de inversión asumen el riesgo de los activos en los que invierte el fondo, ya sean acciones, bonos u otros; los fondos se venden a un precio de mercado, por lo que pueden reportar tanto ganancias como pérdidas de capital.

Otro argumento a favor de los depósitos son los menores gastos que, en muchos casos, suponen para el ahorrador, que se limitan prácticamente a una penalización por cancelación antes del plazo establecido. Los fondos pueden establecer comisión de gestión y comisión de depósito, entre otras posibles.

La búsqueda de la rentabilidad

En entornos de tipos de interés a la baja, la rentabilidad de los depósitos queda bastante mermada, por lo que crece el atractivo de los fondos de inversión como fuente de rentabilidad dado que pueden invertir en distintos activos que proporcionen rendimientos interesantes; sin perder de vista que, por la misma razón, también pueden incurrir en pérdidas.