Te presentamos el episodio XI de Mentoring Dani.
En este último episodio, retomamos el diálogo entre Dani Caverzaschi y Juan Luis García Alejo, Director de Análisis y Gestión de Inversis. En el video, Dani le plantea diversas cuestiones económicas. Más abajo tienes las respuestas didácticas de García Alejo.
Queremos ser parte de sus logros, pero también de su esfuerzo, no sólo en la cancha de tenis sino también en su vida académica. A partir de ahora, Daniel, estudiante de Economía de la Universidad de Warwick (Inglaterra) va a tener a su disposición a los analistas de Inversis, y a toda la comunidad de Facebook para interactuar, preguntar sus dudas y compartir sus avances deportivos, académicos y humanos.
A través de este videoblog, seremos testigos del esfuerzo que supone para un chico de 19 años convertirse en uno de los mejores tenistas en su modalidad de todo el mundo. Y en un futuro economista de prestigio, gracias al apoyo de Inversis y su comunidad de usuarios, que podrá ayudarle y comprender, a través de sus ojos, el complejo mundo de la economía actual.
Dani Caverzaschi (P): Depende en qué se invierta, pero en general, ¿por qué es necesario reducir el gasto si la inversión pública crea más empleo?
Juan Luis García Alejo (R): La tarea del político es elegir en qué invertir los recursos de los que dispone. Estos, en buena parte son el resultado de los impuestos. Cómo gastar no es una tarea trivial, pero debe venir avalado bajo los principios de legalidad (ha de ser legal, ¡no podemos comprar cocaina!), se ha de regir por el principio de control (es decir, hay una serie de trámites que añaden publicidad al proceso), ha de observarse de forma única (un único presupuesto) y bajo el denominado presupuesto de «caja única». Dicho esto, como político puedes elegir si gastar en I+D+i o en Obra Pública o en Pensiones o en crear un circuito urbano de velocidad o en subvencionar aerolíneas para rellenar aeropuertos fantasma o en crear empleos (aunque no sean necesarios)…
Tu elección ha de sujetarse a «gastar aproximadamente lo que tienes». Si gastas más de lo que ingresas incurres en el famoso déficit. E incurrir en déficit de forma sistemática supone crear endeudamiento público. En último término los que se endeudan son los ciuidadanos (¡cuidado!). El problema radica en que no puedes endeudarte de forma sistemática porque llega un momento en el que no se fían de tu solvencia y quiebras.
Entendido esto puede ser muy loable construir autopistas sin fin, pero si no hay dinero habrás de elegir. Es más, aunque lo tuvieras deberías medir la efectividad de lo invertido. Una autopista entre Arrabalde (Zamora) y Manganeses de la Polvorosa (Zamora) puede ser una forma ineficiente de emplear recursos. A lo mejor tenías que haber concedido más becas. Si la actividad constructora sólo vive del maná estatal la receta es peligrosa.
Dicho todo esto, actualmente la forma más sencilla de alcanzar los objetivos presupuestarios es recortar la inversión, pero tiene dos problemas:
1. Hay un mínimo por debajo del cual no puedes ir; el stock de infraestrucutras hay que mantenerlo (¡las famosas operaciónes Asfalto!). Si no llegas a ese mínimo corres riesgos de largo plazo mayores que el beneficio de no invertir ahora.
2. Recortar inversión es lo «facilón» y no otorga credibilidad sobre la gestión eficiente del político.
A nuestros políticos les tenemos que exigir una gasto más eficiente: antes de recortar inversión habremos de recortar las duplicidades del Estado, habremos de terminar con los «excesos» de las administraciones. El problema es que si una administración crea equis puestos de trabajo innecesarios cuando sobra el dinero por amor del clientelismo político, a ver quién es el guapo que luego echa a la calle a estas personas. Y esto es un ejemplo extremo, pero debe servir para poner en valor la buena gestión y la mala gestión de los políticos al gestionar nuestros impuestos.
[pullquote_left]A Alemania no le interesa la crisis. Lo que tampoco quiere es financiar la fiesta de otros, sin que éstos hagan algún esfuerzo.[/pullquote_left]
(P): ¿Le beneficia a Alemania que el resto de Europa esté en crisis?
(R): Es una de las tesis más divulgadas entre forofos antieuropeistas. Para ello esgrimen los intereses que se ahorran los alemanes al acudir a los mercados. Este ahorro se vuelve insignificante cuando hablamos de los riesgos presentes y potenciales. Entre los primeros la caída de la actividad en cualquiera de los socios comerciales de Alemania es una mala noticia para ellos. ¿Crees que los españoles van a comprar más o menos vehículos de lujo alemanes? Probablemente menos porque somos «más pobres» que en el pasado. Y sobre los riesgos potenciales derivados de una tensión excesiva (ruptura desordenada del euro) decir que simplemente serían inimaginables. A Alemania no le interesa la crisis. Lo que tampoco quiere es financiar la fiesta de otros, sin que éstos hagan algún esfuerzo.
(P): ¿Por qué está costando tanto sanear la banca en España?
(R): Los negocios que tienen que ver con el dinero (¡más desde Bretton Woods!) se apoyan en la confianza. El dinero es fiducia. Y esto en el caso de los bancos mucho más. Nuestros bancos han sido co-partícipes de la fiesta de la que antes hablábamos: han realizado una gestión, que individualmente podría ser aceptable, pero que al verla en perspectiva y de forma agregada, era peligrosísima. La liquidez a raudales y los bajos tipos de interés dieron lugar a un frenesí inversor. Sin control. Y digo sin control porque en especial en lo que hace referencia al crédito inmobiliario se sobrepasaron límites que se apoyaban en escenarios increíbles: «los pisos nunca bajan», por ejemplo.
[pullquote_left]En España los hipotecados sí pagan sus deudas. Con un 26% de desempleo, las hipotecas tienen una morosidad del 3%.[/pullquote_left]
En España el crédito creció más de lo debido y para darle rienda suelta los bancos acudieron a fuentes de financiación no tradicionales. Dejaron de apoyarse única y exclusivamente en los depósitos de los particulares para empezar a acudir a banqueros franceses o alemanes. Cuando la burbuja inmobiliaria explota aparecen dos problemas: la morosidad inmobiliaria y la desaparición de nuestros banqueros.
El primero requiere de transparencia y tiempo para su resolución. Actualmente tenemos 296.000 mill. de € en crédito promotor con una morosidad del 27% y crédito a la construcción con una morosidad del 24%; pero nuestros socios europeos siguen desconfiando de lo que hay debajo de la alfombra. ¿Tienen razón? A la vista de algunas prácticas en según que entidades financieras podemos decir que no les falta razón. De aquí que España haya tenido que realizar el mayor ejercicio de transparencia con sus bancos de la historia. No se fían de nosotros, así de triste. Por cierto, en España los hipotecados sí pagan sus deudas. Con un 26% de desempleo, las hipotecas tienen una morosidad del 3%.
El segundo de los problemas, la desaparición de nuestros banqueros se resuelve cuando el anterior problema se solvente. Entonces nos financiarán. Pero parece natural esperar que los bancos vuelvan a apoyarse más en las fuentes de financiación más tradicionales.