Los países que crecen con fuerza, como es ahora el caso de las economías emergentes que se acercan a tasas de dos dígitos, se enfrentan a un sobrecalentamiento de su economía y un hard landing (aterrizaje forzoso).

El hard landing implica pasar de un crecimiento del PIB alto a un frenazo brusco en el mismo. Ritmos altos de crecimiento suelen provocar tensiones inflacionistas con los productos de consumo, activos inmobiliarios o activos financieros. Estos indicadores pueden ocasionar un hard landing, con un importante coste para la actividad económica y, habitualmente, la tendencia de desarrollo económico, pues es un riesgo asociado en general a los países emergentes o en desarrollo.

A menudo, para evitar esta circunstancia, es aconsejable cuando hay ritmos de crecimiento altos desinflarlos con la política fiscal o monetaria, para huir de burbujas o grandes tensiones en los precios.