De regreso de Estrasburgo tras la invitación al Parlamento Europeo a participar en la iniciativa #EuropeIN, María Muñoz, banquera patrimonial de Inversis Banco, desgrana en este vídeo las sensaciones de esa experiencia.

Reconoce que fue una sorpresa recibir la noticia de su invitación, pero a su vez suponía una idea muy ilusionante. «Cuando estás allí te olvidas un poco de que eres ciudadano y efectivamente parece que hay una simbiosis y que te conviertes en funcionario europeo», reflexiona Muñoz para matizar que llegas allí siendo consciente de esta crisis actual, «fundamentalmente una crisis de confianza hacia cualquier institución pero sobre todo hacia la institución política».

«Si en los 90 nos invadía un espíritu europeísta, la recesión, la crisis, todas las medidas de austeridad han abierto una brecha con los ciudadanos. Esto también ha ocurrido con la política europea. La sensación de no tener un plan B, de no estar organizada, ha sido todo un poco como una jaula de grillos», reconoce Muñoz.

«La distancia es un obstáculo, pero tenemos un arma que no teníamos hace tiempo, las redes sociales. Estas nos permiten acercar a las personas, son instantáneas, son virales y funcionan como un gran altavoz. La comunicación ahí puede ser muy fluída», sostiene María Muñoz, quien asegura además que en el fondo es «humanizarse», es decir: «Que un cliente de una marca, entienda que la persona que está al otro lado, sea el Parlamento Europeo, sea Inversis… le escucha, le lee, le sigue, le da recomendaciones, le acerca al conocimiento».

Pero, ¿cómo es la comunicación social en el Parlamento? Dentro de la iniciativa #EuropeIN, «tuve la suerte de estar en varios seminarios en los que participaron distintos eurodiputados de diferentes ideologías, pero todos partidarios y usuarios de las redes sociales, con cuentas personales e institucionales y bajo un equipo muy potente de comunicación del Parlamento, que se dedican a manteter esa relación con el ciudadano», recuerda Muñoz y concluye: «Para mi gusto, es una cuenta [la del Parlamento] demasiado aséptica, muy informativa, no comunica al ciudadano, lanza píldoras informativas… en definitiva, en ningún momento humanizan al Parlamento».