El avance de la demanda asiática es imparable: China es el primer consumidor de vino y lujo. Bebe una de cada cuatro cervezas, posee un cuarto de los móviles, uno de cada cinco coches y uno de cada cinco PC.

La deuda sigue siendo un atasco para la recuperación de las grandes potencias. Y la incertidumbre es tal que incluso salpica a los países que habían tirado hasta ahora del carro global. Entre ellos China, donde se espera una desaceleración del crecimiento (8% en 2012 frente al 11,2% del año pasado).

Pero esté afectada o no por el contexto internacional, la evolución de la demanda doméstica en China no deja de sorprender por la magnitud de las cifras. Hasta el punto de  que los chinos son ya los primeros consumidores globales en mercados hasta ahora restringidos al poderío occidental. Por ejemplo, China es ya el primer consumidor de vino del mundo, con un 47% de la cuota global. Y una proporción casi idéntica tiene en el mercado de los artículos de lujo (45%). Además, como se ve en el gráfico, bebe uno de cada cuatro litros de cerveza, posee uno de cada cuatro teléfonos móviles, conduce uno de cada cinco coches, fuma uno de cada cinco cigarrillos y también utiliza uno de cada cinco PC que hay en el planeta.

Tendencias como la subida de los salarios, la moderación de las exportaciones, la menor afluencia de inversión y el efecto de una moneda más fuerte han restado fuerza al modelo de crecimiento impulsado por China en los últimos años. Por eso, el desarrollo de su inmenso mercado interior (más de 1.300 millones de personas) es uno de los pilares estratégicos del Plan Quinquenal 2011-2015 diseñado por Pekín.

En el último informe de Estrategia 2012, los analistas de Inversis Banco ven una “escasa la probabilidad” de que se produzca una desaceleración brusca en China. En su opinión, parte de las debilidades de la economía asiática “están en vías de solución”. Como por ejemplo, los precios inmobiliarios a la baja, el IPC que ha cedido o la menor dependencia de las exportaciones. Consideran que, además, Pekín tiene más margen monetario que fiscal para actuar sobre la economía.

Consumo de China en el mercado global